viernes, 18 de abril de 2025

EL MANANTIAL

 

Tras leer un libro sobre cuatro filósofas del siglo XX entre las que estaba Ayn Rand, veo la adaptación cinematográfica de su novela más famosa, El manantial, que recoge fielmente su pensamiento porque ella misma se ocupó del guion de la película.

Rodada en 1949, fue una producción importante de la Warner, dirigida por King Vidor y con una estrella masculina de primera magnitud como Gary Cooper, siendo una joven Patricia Neal su partenaire.

Defensora de un individualismo a ultranza, Rand vuelca esa idea en su personaje, un arquitecto llamado Howard Roark, ya que se trata de un hombre que existe principalmente para sí mismo, sin sacrificarse por los demás y dispuesto a no dar su brazo a torcer al tener las ideas muy claras respecto a sus proyectos arquitectónicos. No consiente ninguna coerción que menoscabe su libertad para proyectar sus edificios, cosa que le expulsa de la profesión en el principio de la película llegando a trabajar de cantero pues está totalmente arruinado. En cambio, hay un arquitecto interpretado por Kent Smith que representa todo lo contrario, un hombre sin talento, pero influenciable y manejable pera los que impulsan la construcción de grandes edificios, que se traiciona constantemente a sí mismo.

Frente a Roark, tenemos el personaje femenino llamado Dominique Francon, una rica heredera y columnista del periódico The Banner, que es otra abanderada del individualismo que, además, tiene un lado más complejo al rechazar aquello que le gusta, ya sea una estatuilla griega que tira al vacío en su primera aparición en la película o su relación con Roark, temerosa que el objeto amado se corrompa. Para olvidar de su atracción por Roark, se casa por compromiso y sin amor con el dueño de The Banner, Gail Wynand (interpretado por Raymond Massey), un hombre manipulador de la opinión pública a través de su diario que basculará en su relación con Roark, pasando de la crítica a la aceptación y promoción, incluida una buena relación personal en un atípico triangulo que incluye a su esposa, para acabar alineado con el resto de la opinión pública cuando Roark sea acusado en un proceso penal por haber dinamitado la construcción de una obra proyectada por él en la que se introdujeron cambios sin su conocimiento.

Al margen del mensaje político de Rand que hoy gusta tanto a muchos y que puede ser bastante discutible, lo mejor de la película es el pulso narrativo de Vidor y como trata la historia de amor, desatando la atracción sexual entre los protagonistas cuando se encuentran por primera vez en la cantería, con sus miradas y el taladro que emplea Cooper para perforar las rocas. Posteriormente a su primer encuentro, todas las escenas entre Cooper y Neal rezuman emoción y fogosidad impulsando la película hasta la escena final con la ascensión de Neal hasta la cima de un rascacielos en la que Cooper, triunfador de todas las tramas de la película, la recibe y acaba el filme sin llegar a un beso entre ellos, sino con el rostro triunfante de él.  

Lo peor de la película es la escena del juicio, cuando Roark se defiende a sí mismo y da un discurso al jurado que sería la esencia del pensamiento de Rand. Al parecer, ni Cooper ni Rand quedaron contentos con la escena. Viendo la película, resulta un tanto inverosímil que el discurso sirva para una rápida absolución cuando el jurado se retira a deliberar. El destrozo que había provocado Roark era considerable al boicotear las obras que, para más inri, eran un proyecto de viviendas que se retrasan por su tozudez en situar su solipsismo por encima de cualquier concesión que pudiera beneficiar a la comunidad.  Sin embargo, y sin ninguna otra explicación, un miembro del jurado dice not guilty, aceptando en definitiva el pensamiento político de Rand.

La verdad es que Cooper estaba bastante mayor para el personaje y la diferencia de edad con Neal era muy notable, veinticinco años (cosa que tampoco impidió una relación sentimental en la vida real). Pese a este factor, y la escena del juicio, Cooper está sólido, oficio tenía mucho tras más de veinte años en la profesión, pero me ha gustado más la interpretación de Neal, con un personaje más complejo que maneja muy bien y mostrándose muy atractiva. Luego no tuvo mucho recorrido en Hollywood, perjudicada en el aspecto profesional por sus recurrentes embarazos pues tuvo cinco hijos.  

Gran clásico de Vidor, independientemente del mensaje político del filme. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

TÚ Y YO (1939)

  Leo McCarey hizo dos veces la misma película, Tú y yo . En 1939 con Charles Boyer e Irene Dunne; y en 1957 con Cary Grant y Deborah Kerr. ...