Tras leer un libro sobre cuatro
filósofas del siglo XX entre las que estaba Ayn Rand, veo la adaptación cinematográfica
de su novela más famosa, El manantial, que recoge fielmente su
pensamiento porque ella misma se ocupó del guion de la película.
Rodada en 1949, fue una producción
importante de la Warner, dirigida por King Vidor y con una estrella masculina de
primera magnitud como Gary Cooper, siendo una joven Patricia Neal su partenaire.
Defensora de un individualismo a
ultranza, Rand vuelca esa idea en su personaje, un arquitecto llamado Howard Roark,
ya que se trata de un hombre que existe principalmente para sí mismo, sin
sacrificarse por los demás y dispuesto a no dar su brazo a torcer al tener las
ideas muy claras respecto a sus proyectos arquitectónicos. No consiente ninguna
coerción que menoscabe su libertad para proyectar sus edificios, cosa que le
expulsa de la profesión en el principio de la película llegando a trabajar de
cantero pues está totalmente arruinado. En cambio, hay un arquitecto interpretado
por Kent Smith que representa todo lo contrario, un hombre sin talento, pero
influenciable y manejable pera los que impulsan la construcción de grandes
edificios, que se traiciona constantemente a sí mismo.
Frente a Roark, tenemos el
personaje femenino llamado Dominique Francon, una rica heredera y columnista
del periódico The Banner, que es otra abanderada del individualismo que,
además, tiene un lado más complejo al rechazar aquello que le gusta, ya sea una
estatuilla griega que tira al vacío en su primera aparición en la película o su
relación con Roark, temerosa que el objeto amado se corrompa. Para olvidar de
su atracción por Roark, se casa por compromiso y sin amor con el dueño de The
Banner, Gail Wynand (interpretado por Raymond Massey), un hombre manipulador
de la opinión pública a través de su diario que basculará en su relación con Roark,
pasando de la crítica a la aceptación y promoción, incluida una buena relación personal
en un atípico triangulo que incluye a su esposa, para acabar alineado con el
resto de la opinión pública cuando Roark sea acusado en un proceso penal por haber
dinamitado la construcción de una obra proyectada por él en la que se
introdujeron cambios sin su conocimiento.
Al margen del mensaje político
de Rand que hoy gusta tanto a muchos y que puede ser bastante discutible, lo
mejor de la película es el pulso narrativo de Vidor y como trata la historia de
amor, desatando la atracción sexual entre los protagonistas cuando se
encuentran por primera vez en la cantería, con sus miradas y el taladro que
emplea Cooper para perforar las rocas. Posteriormente a su primer encuentro,
todas las escenas entre Cooper y Neal rezuman emoción y fogosidad impulsando la
película hasta la escena final con la ascensión de Neal hasta la cima de un rascacielos
en la que Cooper, triunfador de todas las tramas de la película, la recibe y
acaba el filme sin llegar a un beso entre ellos, sino con el rostro triunfante
de él.
Lo peor de la película es la
escena del juicio, cuando Roark se defiende a sí mismo y da un discurso al
jurado que sería la esencia del pensamiento de Rand. Al parecer, ni Cooper ni
Rand quedaron contentos con la escena. Viendo la película, resulta un tanto inverosímil
que el discurso sirva para una rápida absolución cuando el jurado se retira a
deliberar. El destrozo que había provocado Roark era considerable al boicotear
las obras que, para más inri, eran un proyecto de viviendas que se retrasan por
su tozudez en situar su solipsismo por encima de cualquier concesión que
pudiera beneficiar a la comunidad. Sin embargo,
y sin ninguna otra explicación, un miembro del jurado dice not guilty,
aceptando en definitiva el pensamiento político de Rand.
La verdad es que Cooper estaba
bastante mayor para el personaje y la diferencia de edad con Neal era muy
notable, veinticinco años (cosa que tampoco impidió una relación sentimental en
la vida real). Pese a este factor, y la escena del juicio, Cooper está sólido,
oficio tenía mucho tras más de veinte años en la profesión, pero me ha gustado
más la interpretación de Neal, con un personaje más complejo que maneja muy
bien y mostrándose muy atractiva. Luego no tuvo mucho recorrido en Hollywood,
perjudicada en el aspecto profesional por sus recurrentes embarazos pues tuvo
cinco hijos.
Gran clásico de Vidor,
independientemente del mensaje político del filme.
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