viernes, 12 de diciembre de 2025

ESTO NO EXISTE

 

Esto no existe: las denuncias falsas en violencia de género es el último libro de Juan Soto Ivars y ha causado mucha polémica. Acusado de negacionismo de la violencia machista, ha sufrido escraches en bibliotecas públicas en las que presentaba su libro, por ejemplo la semana pasada en Sevilla, sin duda por parte de gente que no lo ha leído, ni sería capaz de entenderlo. 

Soto explica, en primer lugar, lo que se ha consolidado en los últimos años como la narrativa de género, por la cual se ha creado un estado de opinión que, basándose en un papel claramente minusvalorado de la mujer en siglos pasados, le ha querido dar la vuelta hasta al punto de ridiculizar al hombre, o bien mostrarlo como un potencial violador. Se ha querido proyectar sobre los hombres del siglo XXI la culpa de generaciones anteriores, como en México pide que nos disculpemos por las supuestas tropelías cometidas por Hernán Cortés. Se ha normalizado que una presentadora pueda salir en TV y hacer broma diciendo que la COVID, según las estadísticas, mató a más hombres que mujeres y eso es algo positivo. Hay que aceptar con humor esa desconsideración hacia los hombres porque, si el caso fuera al revés, al presentador masculino lo acusarían de machista y poco menos que lo llevarían ya esposado delante de un juez.  

Fruto de este clima que se va gestando en los últimos años del siglo XX y primeros del XXI, ve la luz la Ley orgánica 1/2024, contra la violencia de género. Tras veinte años de aplicación, las investigaciones de Soto se conducen a examinar si ha habido denuncias falsas y si es fácil realizar denuncias instrumentales para obtener beneficios. Soto no niega la violencia machista, considera necesaria la protección a un amplio número de mujeres que han tenido la desgracia de ir a juntarse con auténticas bestias, pero la protección contra la mujer a través de esta ley ha provocado daños colaterales en no pocos hombres, les ha destrozado la vida a muchos y algunos se han suicidado. Es difícil saber cuántas denuncias falsas se han interpuesto, pero, tal como razona Soto, si se archivan, o quedan absueltos los acusados, en un 77% de casos aproximadamente por falta de pruebas, ¿o hay un número importante de denuncias falsas? ¿o un tanto por ciento muy elevado de los agresores queda impune? De una manera u otra, la ley se tendría que considerar un fracaso. 

Como él desgrana, es ampliamente conocido por abogados, jueces y fiscales que, especialmente en casos de divorcio conflictivo y por cuestiones patrimoniales o relacionadas con la custodia compartida, muchas veces se aconseja a la mujer poner denuncias falsas. Si se ponen, luego difícilmente se persigue. Por ello, las estadísticas oficiales hablan de un porcentaje de denuncias falsas que no llega ni al 0,5%. Esta practica la llevan a cabo abogados sin escrúpulos mientras Jueces y Fiscales miran para otro lado, muchos por aquello de cubrirse las espaldas no sea que el caso que tienen entre manos sea luego uno de los que salten a la prensa. Ni el CGPJ, ni la Fiscalía General del Estado, ni ningún otro organismo se preocupan por el tema.  

La denuncia falsa prospera por el convencimiento, absurdo, de que una mujer no puede mentir. Con la sola palabra de la mujer, al hombre se le presentan las fuerzas del orden público y se lo llevan detenido y esposado. Si en este tipo de disparates fueron pioneros el PSOE, y también el PP, la llegada más tarde de Podemos solo ha servido para agravar los problemas.  Fueron los de Podemos los que lanzaron la proclama del “yo sí te creo hermana”, repetida de manera fanática por un tipo tan lamentable como Iñigo Errejón, al cual la realidad le ha estallado en la cara. Después de hacer declaraciones diciendo que no había denuncias falsas, ahora dice que ha sido objeto de una por parte de una pseudoactriz. El relato de la chica no se sostiene, pero el juez de instrucción se ha querido curar en salud y hace poco dictó el procesamiento del expolítico. Veremos cómo le va en el juicio. 

El libro de Soto está bien documentado y destapa verdades incómodas. Por ejemplo, que un programa en Madrid para proteger abusos sexuales a menores solo estaba pensado para atender a niñas y no a niños. Este disparate tuvo que ser denunciado por VOX, mientras los demás grupos políticos miraban hacia otro lado. Es incómodo decir que, en este caso, solo VOX ponía un punto de cordura, pero esa es la verdad por mucho que sea una formación de ultraderecha cuya actuación política en otros temas deje muchísimo que desear.  

Por eso, es un libro polémico, pero necesario. Las denuncias falsas no son un número irrisorio, ha habido mucha gente afectada y se han constituido asociaciones de hombres para protegerse de esta situación. Cada vez hay más gente que se ha dado cuenta del problema. También hay mujeres que cambian de perspectiva cuando conocen un caso de primera mano, del tipo que comenta Soto, cuando le afecta a un hijo, nieto, sobrino o amigo.  

Esta ley de violencia de género ha matado moscas a cañonazos, mereciendo una revisión, sosegada y sin fanatismos. Ojalá el libro de Soto contribuyera a esto.  

 

LA TAPADERA

 

La tapadera es uno de los pocos proyectos cinematográficos en los que, hasta donde yo sé, el papel de Woody Allen se reduce únicamente a la interpretación. La película está dirigida por Martin Ritt y el guion está firmado por Walter Berstein 

Centrada en la época de las listas negras en el momento de histeria anticomunista, se explica la historia de Howard Prince (Allen) un cajero que tiene un amigo, llamado Alfred, escritor de comedias para la televisión y que, al haber quedado inscrito en una lista negra anticomunista, no puede firmar sus guiones. Howard le hará el favor de fingir que él es el autor de los guiones a cambio de una parte y, más tarde, asume el mismo papel para otros camaradas de Alfred también represaliados. Al mismo tiempo que Howard empieza a vivir su falsa vida de ingenioso escritor de guiones para la televisión, empieza una relación con Florence, una chica vinculada a ese mundo. Las cosas se torcerán cuando las sospechas de ser comunista acechen también a Howard, un hombre por lo demás ajeno a cualquier militancia política. Esas sospechas han sido auspiciadas por un actor llamado Hecky Brown (Zero Mostel), también con problemas para esquivar las listas. 

Howard asumirá con dignidad el papel de escritor que no cede a las presiones del Comité y no dará ningún nombre, un poco en la línea de dignidad que tiene el general de la Rovere en la película de Rossellini, pagando con la cárcel lo que el comité entiende un desacato. 

La película tiene un tono de comedia, no exento de alguna escena trágica como el suicido de Mostel que se precipita al vacío saltando por la ventana de la habitación de un hotel.  

Es una película irregular, que alterna escenas interesantes con otras poco conseguidas, como son las que narran la relación amorosa entre Howard y Florence. Con un final muy complaciente, también cabe cuestionarse si hubiera sido mejor la película con otro actor. A pesar de que Ritt había sido también incluido en listas negras, se podría haber explicado la historia sin hacerlo en clave de comedia (tampoco la parte de comedia es especialmente divertida), con más dureza y con un actor menos encasillado y que fuera más apto como actor dramático.   

 

 

miércoles, 10 de diciembre de 2025

VALOR SENTIMENTAL

 

Premiada por el Gran Jurado de Cannes, estrenan Valor sentimental, del noruego Joachim Trier. Se trata de un melodrama centrado en tres personajes: un padre y sus dos hijas. La película se abre con la muertde la madre y la llegada del padre al sepelio, que tiene una relación escasa con las hijas. Una de las hijas es Nora, una actriz de teatro insegura y que ha tenido problemas psiquiátricos, con intento de suicidio incluido; mientras que la otra hermana, llamada Agnes, es profesora de historia, llevando una vida familiar normal con marido y un hijo. Por su parte, el padre, de origen sueco y que responde al nombre de Gustav Borg, es un afamado director de cine, en horas bajas pues hace tiempo que no rueda.  

Borg tiene un proyecto cinematográfico que quiere rodar con su propia hija Nora como protagonista, en el cual ha volcado parte de la historia familiar pues se recoge la historia de la madre de Gustav, una mujer que fue torturada durante la ocupación nazi en la II Guerra Mundial y luego, años más tarde, se suicidó. Para Gustav, ofrecer el guion a su hija es una manera de saldar una deuda moral, pues fue un padre ausente que, además, tuvo una mala relación con su esposa antes de divorciarse. Pero Nora no se siente preparada y, además, mantiene esa distancia con su padre. Por tanto, Gustav contrata a una actriz de Hollywood para la película que, más tarde, comprende que el papel no es para ella, ha sido escrito para otra persona y deja el proyecto. La mediación de Agnes propiciará un acercamiento final y que el proyecto cinematográfico cobre vida.  

Por tanto, es una película de cine dentro del cine, con otro personaje con entidad propia que es la casa familiar, un espacio que ha vivido la historia de la familia, el trágico suicidio de la abuela, la muerte de la madre, las discusiones de los padres de Nora y Agnes... y que adquiere enseguida su protagonismo, en un brillante inicio para contextualizar el filme. 

Trier enlaza con habilidad pasado y presente, encaja el rompecabezas familiar y deja a cada uno de los tres personajes principales un espacio para que se desarrollen en una película muy fluida a pesar de que supera las dos horas de duración.  

La procedencia escandinava de la película, además de la temática en cuanto a relaciones familiares, hace pensar inevitablemente en Bergman. Y es verdad que hay un poso de rotura en esa familia, la relación con el padre es tan frágil que parece que puede romperse en cualquier momento, pero el final, al contrario de lo que pasa normalmente en Bergman, es reconfortante; ese proyecto de Gustav puede al final materializarse, servir como perdón a una de sus hijas (aunque sea en realidad un perdón para las dos) y expiar un trauma familiar respecto a su madre, que vivió momentos difíciles como lo eran en casi toda Europa.  

Es una película en la que me he creído a los personajes y, por tanto, me ha parecido un muy buen filme por lo que el premio de Cannes parece justificado. 

martes, 9 de diciembre de 2025

ADIÓS A UN ILEGAL

 


 



  •  Si la muerte me mira de frente, me pongo de lado. Fiel a su arrogancia, así bautizó Jorge Martínez uno de los álbumes de Los Ilegales. Desgraciadamente, si un cáncer de páncreas te mira de frente, poco puedes hacer y, en el caso de Jorge Martínez, la cosa ha ido muy rápida pues anunció que padecía ese mal en septiembre y hoy ha aparecido en prensa la noticia de su defunción. Tenía setenta años.
  • Jorge era un tipo polémico, un broncas, pendenciero y chulo, con el que mejor no cruzarte cuando a finales de los setenta iba por Gijón con un bate de béisbol en la mano. Su salvajismo se fue atemperando con la edad, pero sin acabar de desaparecer del todo según las entrevistas que concedía o el documental Mi vida entre las hormigas.  
  • Pero lo más importante era su música, la capacidad de liderazgo sobre su grupo, un rock directo y visceral, con canciones como hachazos, con letras irónicas y cáusticas; en definitiva, era un tipo tremendamente carismático y lideró el que fue de los mejores grupos de rock español de todos los tiempos.
  • Descanse en paz.  


lunes, 8 de diciembre de 2025

IL LADRO DI BAMBINI

 

Gianni Amelio rodó Il ladrò di bambini en 1992 y se llevó varios premios, entre ellos el del Gran Jurado de Cannes, de manera merecida ya que es una película notable. 

Es una película que tiene bastante de road movie ya que, no siempre en coche sino también combinándolo con el tren, se trata de explicar un viaje de un carabinero y dos niños desde Milán hasta Sicilia atravesando toda la península itálica.  

Rosetta es una niña de 11 años y Luciano su hermano de 9. Viven en un suburbio de Milán tras haber emigrado sus padres desde Sicilia, pero el padre ha desaparecido y la madre prostituye a la menor para poder sobrevivir. La película empieza con la llegada de la policía a la humilde casa en la que habitan procediendo a detener a la madre y a un cliente, quedando los hijos a cargo de una institución de acogida a la que han de llegar custodiados por dos carabineros. Uno de los dos carabineros se escaquea y deja al otro, un chico calabrés llamado Antonio (Enrico Lo Verso), con el encargo de llevar a los niños pero, una vez llegan a la institución de acogida, le dicen que, por un tema burocrático, no se los pueden quedar.  Por tanto, Antonio debe proseguir el viaje a un segundo instituto de acogida que está en la localidad siciliana de Gela, debiendo atravesar el país.  

A lo largo del viaje, la inicial antipatía que los niños dispensan a Antonio, un hombre que calificaríamos de un buenazo por su actitud durante toda la película, va dando paso a una relación afectuosa de los dos menores en situación vulnerable.  Rosetta lleva la carga de un pasado no buscado que excita el morbo de la gente. Por ello, Antonio lleva a los niños a casa de su hermana que tiene un restaurante y una trabajadora reconoce a la niña como aquella que fue prostituida en Milán, gracias a una portada de un diario donde solo se le tachan los ojos a la menor.  Más tarde, entablan una pequeña relación con unas turistas francesas y Rosetta, aun no sabiendo francés, comprende cuando, en un momento dado, se han enterado de su situación y hablan de ella 

El futuro de los dos niños parece muy complicado, en vez de favorecer acogerlos de inmediato se ponen trabas burocráticas y la niña está desprotegida, estigmatizada por ejercer involuntariamente la prostitución, desde el momento en que, tal como aparece en la prensa, es fácilmente reconocible al no haber pixelado todo el rostro.  Mientras tanto, Antonio es una buena persona que asiste impotente a esta situación y que, además, debe soportar el reproche de sus superiores por haber tardado unos días en llegar a Sicilia, esos días en que los niños han podido tener gracias a él un tiempo mínimamente feliz, por ejemplo, relajándose un poco en la playa en la que conocen a las turistas francesas.  

Amelio filma esta dura historia con sensibilidad, nos la explica de manera que nos sentimos muy próximos a Antonio y los dos niños. Y lo hace con pesimismo, un último plano sobre un horizonte muy incierto para los pequeños. 

Muy buena película. 

ESTO NO EXISTE

  Esto no existe: las denuncias falsas en violencia de género  es el último libro de Juan Soto  Ivars  y ha causado mucha polémica.  Acusado...