viernes, 25 de julio de 2025

CARAVANA DE PAZ

 

Caravana de paz (1950) está considerada un título menor dentro de la filmografía de John Ford y, ciertamente, no contar con ninguna estrella supuso que pasara de puntillas en el momento de su estreno y ha sido reivindicado con posterioridad a la muerte del director. Ford siempre destacó como sus favoritas estas películas sin grandes estrellas y, aparentemente, más modestas.

Después de la espléndida trilogía de la caballería, obras densas y complejas, creo que Ford valoraba un rodaje más sencillo, sin estrellas, con un presupuesto más bajo y sin agobios. Por eso guardaba tan buen recuerdo de este tipo de películas. Y la película tiene puntos muy atractivos, un gran inicio con un atraco perpetrado por los malos, los títulos de crédito y una presentación de los personajes, sin diálogos y con unas escenas de cabalgadas de los protagonistas, dedicados a la trata de caballos, que recuerdan la época del cine mudo.

En todas las películas de Ford la música es importante, pero aquí incluso más. Los dos vaqueros protagonistas, en principio renuentes a guiar a la caravana de mormones que intentan llegar a un valle fértil, cambian de idea a partir de una canción. Luego, la banda de malhechores encuentra a la caravana atraídos por la música que tocan en una parada nocturna los pioneros; más tarde, el encuentro con los indios se salda con una escena de confraternización también con la música como elemento de unión.

Comparada con otros títulos de Ford, se echa a faltar personajes protagonistas de mayor dimensión. Resultan bastante esquemáticos los persones principales interpretados por Ben Johnson y Harry Carey jr. Por ello, se trata de una película más coral, más de grupo un poco en el sentido del cine de Hawks y, aquí, el personaje de Ward Bond, como líder mormón dado a hablar pronunciando blasfemias, coge más galones y se hace con el mando de la película, aunque también hay que destacar a la protagonista  femenina, una muy guapa Joanne Dru, que repite con Ford tras La legión invencible y, en esta película, interpreta a una joven, de dudosa moralidad, que acompaña a una mezcla de curandero y buhonero que, junto a otra mujer más entrada en años, se dirigen a California.

Uno de los puntos fuertes de la película es su optimismo, con un final feliz tras deshacerse de la banda de criminales que amenazaban la caravana, y los carromatos avanzando mientras hay cortes de planos de las parejas que se han acabado formando, la de Johnson y la de Carey, junto a un plano de un pletórico Bond que, como líder de los mormones, ha logrado llevar a su gente a un territorio donde arraigarse.

Western sencillo pero grande de Ford, inferior a sus obras maestras pero digno de mucha estima. 

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