lunes, 11 de agosto de 2025

LA GRAN AMBICIÓN

 

 De manera semiclandestina y gracias a la ilusión que pone la gente del cine Maldà por mantener una sala de cine en un contexto difícil, estrenan La gran ambición, dirigida por Andrea Segre, película que se centra en unos años de la actividad política de Enrico Berlinguer.

La película explica la actividad política del dirigente del PCI desde 1973, cuando la película empieza en Bulgaria, tiene un encuentro con el máximo mandatario búlgaro Zhivkov y es objeto de un atentado en forma de accidente de tráfico; hasta el asesinato de Aldo Moro en 1978, tras las negociaciones que Berlinguer y el dirigente democristiano habían emprendido para, a través de mayorías parlamentarias, ponerse de acuerdo en algunos asuntos de interés nacional. Durante esos cinco años, vemos a un Berlinguer que lleva al PCI a los mejores resultados de su historia con un tercio de los votos, se enfrenta a la ortodoxia del bloque soviético encabezada por Bréznhev propugnando llegar al socialismo por vías democráticas y sufre la presión de quienes, dentro de Italia, se oponían a que el partido comunista y la democracia cristiana pudieran llegar a acuerdos, además de la presión de Kissinger y los servicios secretos americanos. Sus postulados políticos, aquel movimiento que se llamó eurocomunismo, levantaba desconfianza tanto en uno como en otro de los bloques en que se hallaba dividido el mundo hace cincuenta años.

Con un tono semidocumental, acudiendo a imágenes de archivo de aquella época, la película me ha parecido interesante por lo que explica, pero no he apreciado una realización especialmente creativa; simplemente se cuenta con oficio la actividad de un hombre muy importante en la historia política de la Italia del siglo XX tras la II Guerra Mundial. La visión que da de Berlinguer es muy complaciente por parte del director, sin cuestionarlo en absoluto y, cuando se quiere dar una imagen más completa del político retratando su vida familiar, tampoco da lugar a escenas especialmente interesantes. Desde un punto de vista cinematográfico, se trata de una película funcional, con una correcta realización e interpretación del actor Elio Germano como Berlinguer.

Acabada la película, se da cuenta, mediante rótulos y algunas fotografías, de hechos de los años 80. Se explica como Berlinguer, aquejado de una enfermedad, muere en 1984, cuando aún mantenía al partido en una posición fuerte y su entierro fue multitudinario. Vemos una foto de Gorbachov acudiendo al funeral,  el hombre que no puedo conservar el imperio soviético, así como, lógicamente al margen del entierro, fotos de Reagan y Thatcher, impulsores del neoliberalismo y el papel menguante del Estado como agente activo de la economía. Por tanto, tres figuras clave del mundo tal como conocemos hoy y que Berlinguer, por suerte suya, no llegó a ver ni, tal vez, a intuir

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