Una película de Fernando Fernán
Gómez que hace tiempo que no veía es La vida por delante (1958), comedia
que tuvo éxito en su época y dio lugar a una secuela titulada La vida
alrededor.
Es una comedia divertida que
trata la vida de dos jóvenes licenciados universitarios, él en Derecho y ella
en Medicina, que se enamoran, se casan y viven unos tiempos difíciles por culpa
de la inestabilidad laboral de él y las dificultades de ella para ejercer la
medicina.
Como comedia la película
funciona muy bien. El final es muy divertido con el accidente que tiene Analia
Gadé con su biscúter y la presencia de ella y los camioneros en comisaría para
dar versiones contradictorias sobre el siniestro. Es como un mini Rashomon y
aquí también hay un testigo de los hechos, el gran Pepe Isbert, que cuando le
dejan hablar resulta que es tartamudo y no le dio tiempo a decir que él no
había visto nada por lo que le habían llevado a comisaría sin que pudiera
aportar ningún dato. Pero hay más escenas divertidas, protagonizadas por los
padres de los novios o por alguno de los trabajos en los que se emplea Fernán
Gomez, como uno en que es profesor en una escuela de chicas; o también son
divertidas algunas consecuencias que tienen para los enfermos las recetas o
indicaciones que da la recién licenciada en Medicina, así como la luna de miel
a la Costa Brava en la que, por diversos incidentes, tal como llegan han de
volver a Madrid.
Todo ello no empaña una visión
corrosiva y crítica de aquella sociedad española que se empieza a abrir y en la
que comienza el desarrollismo. El personaje de Fernán Gómez no encuentra una
buena salida laboral pese a ser licenciado universitario, al igual que alguno
de sus compañeros. Y, al margen de la discutible pericia como doctora de Gadé,
tampoco es fácil para una mujer abrirse camino en el mundo laboral. En
definitiva, un par de licenciados con dificultades incluso para conseguir un
piso. Han pasado más de sesenta años, pero esta parte de la película sigue muy
vigente. Si en El verdugo una escena muy divertida era ver como
mostraban a la pareja protagonista un piso en construcción, pero en un estado
ya relativamente avanzado, aquí les “enseñan” un piso indicándoles como será
mientras la cámara enfoca un espacio abierto entre dos inmuebles en los que se
supone se edificará más tarde.
Dentro de un gran plantel de
secundarios, destaca aquí Manuel Alexandre, compañero de facultad de Fernán
Gómez, pero triunfador tras los estudios y que parece más bien un play boy
conduciendo en descapotable con compañía femenina.
Si en Fernán Gómez se puede
detectar una influencia del neorrealismo italiano al mostrar la ciudad y del
cine americano en el ritmo que le da a la película, también vemos cosas aquí
que luego han aprovechado otros cineastas. No sé si Woody Allen conocía esta
película, pero su manera de dirigirse a la cámara en Annie Hall es muy
parecida a como lo hace Fernán Gómez en La vida por delante.
Gran clásico del cine español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.