Como
continuación de la magnífica Guerra, L.F. Céline escribió Londres.
Ambos libros fueron encontrados como textos inéditos, borradores sin acabar, en
su casa no hace demasiados años. Al parecer, Céline dedicó más energía en
dar finalización a Muerte a crédito. El borrador de Londres
estaba más avanzado que el de Guerra y, en cambio, me gustó mucho más
esta última novela.
Recuperando
a Ferdinand como protagonista de Guerra, así como a otro par de
personajes, su fulana Àngele y el protector de esta, el mayor Purcell; Céline
retrata las andanzas de un grupo de proxenetas franceses en los bajos fondos
londinenses durante, más o menos, los meses siguientes a la primavera de 1915.
Mayoritariamente los personajes son de nacionalidad francesa, pero también hay
espacio para Rodríguez, un tipo de nacionalidad indefinida; Yugenbitz, un
médico judío del este de Europa; Lady, una bailarina norteamericana; o
británicos, como el propio Purcell o el barón Lawrence Gift.
Capitaneada
la banda por Cantaloup, como líder más carismático de los proxenetas franceses
que operan en Leicester Square, al final quedará deshecha por el acoso policial
y la delación de algún confidente. Pero la narración me ha parecido muy espesa,
parece que la acción cuesta de arrancar y la novela se estanca a menudo. El
lenguaje de Céline, todavía más obsceno que el de Guerra, pierde encanto
aquí al estar al servicio de una historia contada de manera menos nítida. Todo
parece más embarullado en esta novela que, sin estar exenta de interés, está
lejos de las mejores obras de Céline.
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