Veo Pauline en la playa (1983),
de Eric Rohmer, película circular que se abre y, prácticamente, se cierra sobre
la puerta del acceso al garaje de una casa próxima a la playa. En el inicio del
filme se ve como llegan a esa casa, ubicada en una ciudad de la costa atlántica
francesa, una atractiva mujer treintañera llamada Marion, recién divorciada,
que viene a pasar unos días con su adolescente prima Pauline. Cuatro personajes
más completan la película: Pierre, un antiguo amigo de Marion, monitor de
windsurfing, que siente una fuerte atracción por ella no correspondido; Henri,
un hombre entrado en la cuarentena, proclive al trato con mujeres sin
establecer ningún vínculo sólido emocional; Sylvain, otro adolescente con el
que Pauline establece una tímida relación y Louisette, una vendedora de
chucherías con la que se enrolla Henri.
La película tiene un tono de
comedia ligera, activada en gran parte por el personaje de Henri que intenta
enredar haciendo ver que ha sido Sylvain quien tuvo la relación con Louisette,
cosa que altera las posiciones de los demás personajes de la trama.
La película, que supera en poco
los noventa minutos, es bastante amena. La protagonista, Pauline, ve un mundo
inestable y caótico en las relaciones que establecen los adultos. Pauline es,
seguramente, la más sensata, reprochando a Sylvain haberse dejado enredar por
Henri y se comporta con aplomo en un momento en que este último le besa las
piernas mientras está dormida. Los personajes adultos se muestran más inmaduros
e insatisfechos, si bien al menos Henri y Louisette sí tienen las ventajas
propias de dejarse llevar por un hedonismo sin remordimiento ni gran
expectación. Pierre parece permanentemente insatisfecho, al entender que tiene
mejor derecho que Henri por su carácter más formal en el acceso a Marion. Y
esta última parece un personaje bastante desnortado en su vida sentimental.
Película agradable de ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.