Amador es la segunda
película de Francisco Regueiro. Rodada en 1965, es un curioso filme que explica
la vida de Amador, abogado de profesión y psycho killer de vocación. Hay que
alabar el hecho de que Regueiro hiciera un cine muy personal, a contracorriente
de la mayoría de las películas de la época, apostando por abrir caminos nuevos.
Ahora se han hecho muchas películas de asesinos en serie, pero en 1965 podía
ser novedoso, aunque existía sin duda el referente de Psicosis cinco
años antes. En todo caso, no se trata de una película de terror, sino más bien de
una tragicomedia con componentes de humor negro.
Protagonizada por Maurice
Ronet, Amador asesina a sus amantes tras haber sacado provecho de ellas.
Habiendo asesinado a una novia que tiene en Madrid, regresa a Guadalajara, su
ciudad de origen y en la que vive su mujer e hijo, siendo su ocupación ejercer la abogacía en esa pequeña ciudad. Su idea es trasladarse a Torremolinos para vivir del dinero
de alguna turista rica y, efectivamente, se ve implicado en dos asesinatos, uno
de ellos de una turista por el que tiene que prestar declaración ante la
Guardia Civil, aunque la cosa no va a mayores por falta de pruebas. Pero, paralelamente, se enamora de Laura (Ampara Soler Leal),
una chica madrileña que está de vacaciones en la Costa del Sol. La relación con
Laura avanza pero, posteriormente, tras un desencuentro ella marcha a Madrid y
Amador también emprende el camino a la capital, asesina a una mujer en el tren
y se cita con Laura, a la que pide una última oportunidad, en el teatro María
Guerrero. Ante la negativa de la chica a proseguir la relación, Amador intenta
hacer lo que ha hecho otras veces pero, en esta ocasión, la resistencia de ella
plantándole cara hará que sea reducido por los empleados del teatro.
La voz en off del protagonista
acompaña la acción de la película y podemos captar sus desórdenes mentales que
provocan una personalidad egoísta, inestable, neurótica y con violentos
arrebatos en que acuchilla a las mujeres. Esa omnipresente voz en off, que
incluso interviene en momentos en que Amador habla con otros personajes,
también se halla presente en el final de la película, como pasaba con Norman
Bates en el clásico de Hitckcock, dando cuenta de la irredenta mentalidad
criminal del protagonista.
Excelente trabajo de María
Luisa Ponte en un personaje secundario, la tía de Amador, pero con un par de
escenas en que demuestra dar carácter a un personaje que sirve para comprender
algunas claves de la misoginia de Amador. Buenas interpretaciones de Amparo
Soler Leal y Maurice Ronet encabezando un reparto en el que se cuenta también
con Valentín Tornos, el Don Cicuta de Un, dos, tres, responda otra vez.
Al margen de la historia, la
ambientación nos permite ver esa España de los sesenta, el cutrerío de una
ciudad pequeña de provincias como Guadalajara y el incipiente turismo de una
Torremolinos a la que vemos en su paseo marítimo todavía relativamente despoblado
de edificios y unas precarias instalaciones aeroportuarias.
Lejos de ser una película
magnífica como Cartas de amor de un asesino, y tal vez perjudicada por
la censura que la torpedeó, la película es irregular en su desarrollo
alternando buenos momentos y otros no tanto, pero es una interesante obra de
Regueiro que vale la pena ver.
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