viernes, 24 de enero de 2025

AMADOR

 

Amador es la segunda película de Francisco Regueiro. Rodada en 1965, es un curioso filme que explica la vida de Amador, abogado de profesión y psycho killer de vocación. Hay que alabar el hecho de que Regueiro hiciera un cine muy personal, a contracorriente de la mayoría de las películas de la época, apostando por abrir caminos nuevos. Ahora se han hecho muchas películas de asesinos en serie, pero en 1965 podía ser novedoso, aunque existía sin duda  el referente de Psicosis cinco años antes. En todo caso, no se trata de una película de terror, sino más bien de una tragicomedia con componentes de humor negro.

Protagonizada por Maurice Ronet, Amador asesina a sus amantes tras haber sacado provecho de ellas. Habiendo asesinado a una novia que tiene en Madrid, regresa a Guadalajara, su ciudad de origen y en la que vive su mujer e hijo, siendo su ocupación ejercer la abogacía en esa pequeña ciudad. Su idea es trasladarse a Torremolinos para vivir del dinero de alguna turista rica y, efectivamente, se ve implicado en dos asesinatos, uno de ellos de una turista por el que tiene que prestar declaración ante la Guardia Civil, aunque la cosa no va a mayores por falta de pruebas. Pero, paralelamente, se enamora de Laura (Ampara Soler Leal), una chica madrileña que está de vacaciones en la Costa del Sol. La relación con Laura avanza pero, posteriormente, tras un desencuentro ella marcha a Madrid y Amador también emprende el camino a la capital, asesina a una mujer en el tren y se cita con Laura, a la que pide una última oportunidad, en el teatro María Guerrero. Ante la negativa de la chica a proseguir la relación, Amador intenta hacer lo que ha hecho otras veces pero, en esta ocasión, la resistencia de ella plantándole cara hará que sea reducido por los empleados del teatro.

La voz en off del protagonista acompaña la acción de la película y podemos captar sus desórdenes mentales que provocan una personalidad egoísta, inestable, neurótica y con violentos arrebatos en que acuchilla a las mujeres. Esa omnipresente voz en off, que incluso interviene en momentos en que Amador habla con otros personajes, también se halla presente en el final de la película, como pasaba con Norman Bates en el clásico de Hitckcock, dando cuenta de la irredenta mentalidad criminal del protagonista.

Excelente trabajo de María Luisa Ponte en un personaje secundario, la tía de Amador, pero con un par de escenas en que demuestra dar carácter a un personaje que sirve para comprender algunas claves de la misoginia de Amador. Buenas interpretaciones de Amparo Soler Leal y Maurice Ronet encabezando un reparto en el que se cuenta también con Valentín Tornos, el Don Cicuta de Un, dos, tres, responda otra vez.

Al margen de la historia, la ambientación nos permite ver esa España de los sesenta, el cutrerío de una ciudad pequeña de provincias como Guadalajara y el incipiente turismo de una Torremolinos a la que vemos en su paseo marítimo todavía relativamente despoblado de edificios y unas precarias instalaciones aeroportuarias.

Lejos de ser una película magnífica como Cartas de amor de un asesino, y tal vez perjudicada por la censura que la torpedeó, la película es irregular en su desarrollo alternando buenos momentos y otros no tanto, pero es una interesante obra de Regueiro que vale la pena ver.

 

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