Kilómetro 101 es un
libro de Maxim Ósipov compuesto de relatos cortos, escritos desde la primera
década de este siglo hasta, el último de ellos, abril de 2022, es decir, dos meses
después del inicio de la guerra ruso-ucraniana.
Lo mejor de Ósipov es como describe
ese mundo postsoviético, con un bajo nivel de vida, individualismo, decadencia, tristeza, alto
consumo de alcohol, funcionamiento ineficiente de la Administración, etc. combinándolo
con momentos en que se refleja ternura y humanismo incluso en condiciones
lamentables.
Ósipov, cardiólogo de profesión,
escribe los primeros relatos del libro narrando cómo están los hospitales en esos
primeros años de la era Putin, escasez de medios, pacientes desesperanzados solicitando
medicación al margen de las opiniones médicas y organización deficiente. Lo
explica desde su experiencia en Tarusa, una de esas ciudades pequeñas a donde
iban a parar quienes habían sido condenados a delitos políticos y, tras cumplir
condena, se les prohibía vivir a menos de 101 kilómetros de una gran ciudad. Más
avanzado el libro, hay relatos sobre la vida en Rusia, el tremendo peso que
sigue teniendo la historia y la herencia recibida de la URSS, con todo lo malo
(mucho) que ello supone y lo bueno (casi nada) que dejó ese régimen.
El último relato explica el
exilio de Ósipov que ahora vive en Alemania. Al estallar la guerra en febrero,
el escritor decidió exiliarse a Alemania pasando primero por Armenia ante la percepción
que se estaba produciendo un desastre en una guerra que, además, Rusia no podía
ganar y él desea que perdiera como única manera que las cosas cambien para bien en su país. Ciertamente, por ahora Rusia no ha ganado la guerra, pero tampoco la
pierde, hay una situación de enquistamiento siendo un pequeño escenario dentro del
gran tablero en el que luchan las grandes potencias mundiales y no tiene fin el
sufrimiento de la gente común que muestra Ósipov en sus relatos.
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