jueves, 18 de mayo de 2023

EL AMANECER DE TODO


 

Sigo con David Graeber y leo El amanecer de todo, aquí coautor con el arqueólogo David Wengrow, y escrito pocos meses antes de la muerte del primero, a una edad relativamente joven pues creo que tenía 59 años.  Graber y Wengrow cuestionan la idea, más o menos bastante extendida, que las estructuras sociales y políticas eran muy sencillas en la época de los cazadores-recolectores y que es con la revolución agrícola cuando, al crearse ciudades y producirse excedentes, aparecen estructuras políticas más complejas con aparatos burocráticos, jerarquías y cuadros de mando. También la evolución nos lleva a la aparición de la propiedad privada, lo cual deriva en clases sociales en las que existen desigualdades aunque también, desde el siglo XVIII, los pensadores políticos inspiran que existan unas garantías para respetar libertades y derechos de la población, al menos formalmente, dentro de esa desigualdad económica.        

Así, el itinerario que se ha establecido de evolución de las estructuras sociopolíticas en bandas, tribus, jefaturas y estados, con todo lo que ello ha conllevado, es radicalmente puesto en tela de juicio por los autores. Este itinerario era el que asumían Hobbes y Rousseau, aunque de manera diferente pues para el primero la vida en esas primeras etapas era violenta y un estado de guerra permanente de todos contra todos, mientras que para el segundo esa primera etapa era inocente y feliz, todo aquello del “buen salvaje”.

Pues bien, lo que dicen los autores es que la realidad es mucho más compleja y lo documentan con una exhaustiva muestra de datos, en un libro con 650 páginas, que muchas veces resulta abrumadora.  

Si la evolución es cuestionable, lo es igualmente que las libertades personales sólo las puedan garantizar estados como los que se crearon a partir de las tesis de los pensadores ilustrados del siglo XVIII. Así, un poco antes, en el siglo XVII, los autores explican la figura de Kondiaronk, un jefe indio de una tribu iroquesa de Nueva Francia, los wyandot, que explicó a los exploradores y colonos franceses que se acercaron por allí, actualmente Canadá, el funcionamiento de su tribu, en el que la sociedad no estaba jerarquizada y se tomaban decisiones políticas en base al consenso. Pero era una tribu la suya que no desconocía la existencia de leyes o que se podían dar desigualdades.  Kondiaronk provenía de una sociedad que había evolucionado de una manera diferente a la sociedad francesa de la que provenían sus interlocutores y, al parecer, el jefe indio llegó a ir a Francia a finales del siglo XVII y debatió sobre estos temas con políticos de la época. E incluso parece que su testimonio, difundido a traves del explorador, antropólogo y escritor francés Lahontan; pudo influir en un filósofo de la ilustración como Montesquieu. 

El libro es tan largo que, para seguir con su tesis central,  los ejemplos que pone son numerosos.

Se entretiene en dar diversos ejemplos de cómo grupos de cazadores-recolectores conocían perfectamente de la técnicas agrícolas pero, simplemente, no les interesó durante miles de años ponerlas en práctica así como que, en este tipo de tribus, coexisten ejemplos de igualitarismo con otros en los que se demuestra, por los vestigios que quedan de entierros, la existencia de clases sociales privilegiadas antes que existiera la revolución agrícola. 

Por otro lado, explican cómo hubo estructuras urbanas en las que se hizo una organización muy igualitaria como demuestran las excavaciones arqueológicas e investigaciones etnográficas con asentamientos hace miles de años en zonas de Ucrania.

O como la evolución de creación de las ciudades no tiene que forzosamente venir de la revolución agrícola, o no es necesariamente éste el único factor, y también hay factores climáticos a tener en cuenta como la estabilización de las corrientes fluviales al final de la última glaciación.

Por haber estado allí, he leído con más atención las páginas dedicadas a Teotihuacán y en las que se explica cómo era una estructura urbana de dimensiones muy considerables y en la que no hay rastro que hubiera una institución monárquica, al contrario de lo que nos podría hacer pensar la aparente evolución dando por hecho que la creación de las ciudades llevó aparejada la existencia de los primeros y poderosos reyes.  Además de las espectaculares pirámides del Sol y la Luna, y la bonita vista que se tiene desde la cúspide de la primera, las excavaciones demuestran una cuadrícula urbana con casas muy homogéneas en sus características y hacen pensar en una sociedad igualitaria.   

En definitiva, que da una muestra tan grande de la complejidad de las estructuras en que se han organizado los humanos en los últimos, aproximadamente, 15.000 años que no se puede establecer una historia evolutiva ni tenemos que asumir haber llegado al último escalón de nada, al contrario de lo que piensan Fukuyama o Harari.

Dentro de la caótica evolución de las organizaciones sociopolíticas, distingue que los Estados son la confluencia de tres formas políticas (soberanía, administración y competición carismática) con orígenes diferentes y defienden que: “Los estados modernos constituyen tan solo una parte de las maneras en que los tres principios de dominación acabaron juntándose, pero  esta vez con la idea de que el poder de los reyes residen en una entidad llamada “el pueblo “ ( o “la nación”); que las burocracias existen para benefició de dicho “pueblo” , y en las que una variante de las antiguas competiciones aristocráticas ha acabado rebautizada como “democracia”, generalmente en forma de elecciones nacionales. No había nada inevitable en todo esto.”

La  demostración que esa evolución no es como se puede percibir superficialmente es la situación actual y cómo los estados se deshacen poco a poco ( veremos hasta qué punto ) y mencionan, por ejemplo,  la existencia del FMI o las criptomonedas.

¿Iremos a una disgregación de los estados? ¿volveremos a formas del pasado con estructuras más pequeñas sometidas a gente con carisma y ejercicio de la violencia? ¿las sociedades serán más igualitarias? ¿grandes corporaciones transnacionales gobernarán, si no lo hacen ya, el mundo?

Tendríamos que estar presentes de aquí a  pongamos 500 años para ver qué ha pasado en los próximos cinco siglos. De momento, podemos especular.  Pero no tenemos ni idea, como dicen Graeber y Wengrow, de cómo será en mundo en el 2075 o 2150

 


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