Bullitt es otra de las películas que hacía muchos años, incluso décadas, que no veía. Y tenía ganas de volver a verla al ser uno de los grandes clásicos de cine policiaco..
Dirigida por Peter Yates, un director del que no he visto muchas películas, el tiempo la ha maltratado un poco, aunque sigue teniendo puntos de muchos interés que justifican su visión. En primer lugar, está la formidable banda sonora del gran Lalo Schifrin, con toques jazzísticos y que tuvo mucho eco en el momento del estreno de la película.
Por otro lado, tenemos a las míticas secuencias de la persecución en automóvil, que suma más de diez minutos del metraje de la película, y que sentó cátedra en este tipo de escenas. Realmente, está rodada con gran fisicidad, parece que sea el espectador el que está a los mandos del Ford Mustang que conduce MacQueen y que asciende y desciende por las empinadas calles de San Francisco. Es una persecución memorable y que supongo fue uno de los motivos por los que el montador, Frank P. Keller, ganó un Óscar.
Respecto a MacQueen, interpreta a un policía duro y extremadamente frío, un papel a la medida de la inexpresividad del actor. Con esto no quiero decir que MacQueen me pareciera un mal actor, era uno de esos actores que tenía presencia en pantalla y, haciendo de la necesidad virtud, apostaba por ese tipo de personajes como también hizo en La huida.
Sin embargo, la estética de la película, esa imagen cool de MacQueen vistiendo jerseys de cuello alto, ha perdido la frescura e innovación que podía tener en 1968, fecha de la producción de la película. Y es que 54 años son muchos años. Por otro lado, la trama es un tanto confusa y no despierta mucho interés, además de contar con un personaje femenino interpretado por Jacqueline Bisset muy desaprovechado y un turbio Robert Vaughn que tampoco destaca mucho.
Es inevitable comparar a Bullitt con otra película rodada sólo 3 años más tarde y en la misma San Francisco: Dirty Harry. Y ésta última sale claramente triunfadora porque tiene un mayor ritmo narrativo, cuenta con una trama que sigue teniendo interés basada en los límites a los derechos que el Estado deba restringir por motivos de seguridad pública y el antagonista del héroe, Scorpio, es un villano que impregna la película oponiéndose al inspector Callaghan.
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