Westworld, aquí titulada Almas de metal, es una película de ciencia ficción de 1973 dirigida y escrita por Michael Cricthon, calificada por algunos como película de culto y que incluso tuvo una secuela, titulada Mundo nuevo.
Mi impresión es que se trata de una película bastante discreta. El argumento gira en un futuro en el que, para proporcionar diversiones a la población, se ofrecen vacaciones en escenarios históricos ( Imperio Romano, Edad Media y Salvaje Oeste) y la gente interactúa con robots puestos a su disposición ya sea para colmar su apetito sexual, o ya sea para retar a los humanos a situaciones supuestamente peligrosas ya que los robots están programados de manera que, en ninguna circunstancia, puedan dañar a los clientes. Como es fácil de prever, la cosa se complica cuando, de manera inexplicable, los robots desobedezcan las órdenes de programación y ataquen a los clientes.
La película discurre prácticamente en su totalidad en el escenario del Oeste con la icónica imagen de Yul Brinner, imitando el aspecto que tuvo trece años antes en Los siete magníficos, persiguiendo a los protagonistas hasta acabar en plan Terminator y listo para el desguace.
Partiendo de una idea como es la de la rebelión de las máquinas que me parece atractiva, y que ha dado mucho juego en el cine desde HAL 9000 a Terminator, y que no pierde actualidad con los previsibles avances en Inteligencia Artifical; la película me parece que no propone gran cosa, no va más allá de plantear la idea y consumir el metraje, que tampoco es muy largo pues dura unos 85 minutos, en una inacabable persecución de Brinner hasta quedar primero chamuscado y luego definitivamente cortocircuitado.
La conclusión es haber visto como un episodio de The twilight zone, con una buena idea de partida, inflado hasta llegar a la duración de un largometraje sin ningún desarrollo de guion digno de mención.
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