El tesoro de Sierra Madre (1948) es una película que no me ha
defraudado al volver a verla después de muchos años. Combina mucha acción y
entretenimiento, junto con un desarrollado perfil psicológico de los personajes
para lo que contó con dos intérpretes excepcionales, Walter Houston y Humphrey
Bogart; además un actor secundario del western, Tim Holt, bastante limitado, que
no se movió mucho de las películas de serie B, pero que ha entrado en la
historia del cine por esta película y haber también protagonizado El cuarto
mandamiento y Pasión de los fuertes.
La
presentación de los personajes en Tampico es espléndida y vemos a los
personajes como, haciendo gala de una animada camaradería, se preparan para
realizar una expedición a la montaña en busca de oro, sufragada en parte por el
billete de lotería que compró Bogart al entonces adolescente Robert Blake, el
cual ha sido premiado. Pero enseguida surgirán las disensiones en el grupo y el
personaje de Houston, un hombre ya bastante entrado en años, delatará con su
expresión, tras el encaje de manos de los otros dos personajes, los peligros de
la travesía por lo que se refiere a desavenencias al empezar a extraer oro.
Bogart
tiene el papel que daba más oportunidades para lucirse, un hombre que cae
víctima de su paranoia y desconfianza, un perfil psicológico desequilibrado que
da muestras rápidamente de su inestabilidad. Bogart hizo más papeles de tipo enajenado,
como en El motín del Caine o En un lugar solitario, resultando
siempre muy convincente. Pero Walter Houston compone un personaje con más
matices y lo hace de manera magnífica, hablando en español algunos diálogos.
Está muy bien traída la presencia de otro americano por la zona, Cody, el cual
se presenta ante los protagonistas con un trato razonable, solo quiere una
parte de las ganancias desde que él se incorpore a la extracción. En una de las
mejores escenas de la película, Bogart, ya en un alto punto de obcecación,
arrastra a los otros dos socios a la conclusión de que hay que matar a Cody,
cosa que finalmente no sucederá por el ataque de unos bandidos en el momento en
que iban a ejecutarlo. Cody morirá en esa refriega con los bandidos, aunque
Bogart había impuesto su criterio y con un voto había hecho más fuerza que Houston
y Holt, en principio honrados y con un nivel razonable de desconfianza dado que
están excavando oro, con lo que las posiciones extremistas siempre son las que
tienen más éxito incluso aunque las defienda menos gente.
Divertido
cameo el de John Houston, como extranjero que hace avergonzarse a Bogart, en el
inicio de la película, de su escasez de recursos y del hecho que tenga que
pedir limosna a compatriotas americanos.
Si
la película está muy bien a lo largo de casi dos horas, el final es uno de los
mejores de la historia del cine. Esa derrota perdiendo el oro extraído que no
lo es tanto, pues el preciado metal regresa a la naturaleza, W.Houston se hace
con un papel de venerado anciano en una comunidad indígena y aconseja a Holt
que vaya en busca de la viuda que ha dejado Cody, lo que puede suponer su
arraigo en un territorio. Y todo ello entre risas.
Una
de las obras mayores de John Houston.
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