sábado, 5 de julio de 2025

EL TESORO DE SIERRA MADRE

 

El tesoro de Sierra Madre (1948) es una película que no me ha defraudado al volver a verla después de muchos años. Combina mucha acción y entretenimiento, junto con un desarrollado perfil psicológico de los personajes para lo que contó con dos intérpretes excepcionales, Walter Houston y Humphrey Bogart; además un actor secundario del western, Tim Holt, bastante limitado, que no se movió mucho de las películas de serie B, pero que ha entrado en la historia del cine por esta película y haber también protagonizado El cuarto mandamiento y Pasión de los fuertes.

La presentación de los personajes en Tampico es espléndida y vemos a los personajes como, haciendo gala de una animada camaradería, se preparan para realizar una expedición a la montaña en busca de oro, sufragada en parte por el billete de lotería que compró Bogart al entonces adolescente Robert Blake, el cual ha sido premiado. Pero enseguida surgirán las disensiones en el grupo y el personaje de Houston, un hombre ya bastante entrado en años, delatará con su expresión, tras el encaje de manos de los otros dos personajes, los peligros de la travesía por lo que se refiere a desavenencias al empezar a extraer oro.

Bogart tiene el papel que daba más oportunidades para lucirse, un hombre que cae víctima de su paranoia y desconfianza, un perfil psicológico desequilibrado que da muestras rápidamente de su inestabilidad. Bogart hizo más papeles de tipo enajenado, como en El motín del Caine o En un lugar solitario, resultando siempre muy convincente. Pero Walter Houston compone un personaje con más matices y lo hace de manera magnífica, hablando en español algunos diálogos. Está muy bien traída la presencia de otro americano por la zona, Cody, el cual se presenta ante los protagonistas con un trato razonable, solo quiere una parte de las ganancias desde que él se incorpore a la extracción. En una de las mejores escenas de la película, Bogart, ya en un alto punto de obcecación, arrastra a los otros dos socios a la conclusión de que hay que matar a Cody, cosa que finalmente no sucederá por el ataque de unos bandidos en el momento en que iban a ejecutarlo. Cody morirá en esa refriega con los bandidos, aunque Bogart había impuesto su criterio y con un voto había hecho más fuerza que Houston y Holt, en principio honrados y con un nivel razonable de desconfianza dado que están excavando oro, con lo que las posiciones extremistas siempre son las que tienen más éxito incluso aunque las defienda menos gente.

Divertido cameo el de John Houston, como extranjero que hace avergonzarse a Bogart, en el inicio de la película, de su escasez de recursos y del hecho que tenga que pedir limosna a compatriotas americanos.

Si la película está muy bien a lo largo de casi dos horas, el final es uno de los mejores de la historia del cine. Esa derrota perdiendo el oro extraído que no lo es tanto, pues el preciado metal regresa a la naturaleza, W.Houston se hace con un papel de venerado anciano en una comunidad indígena y aconseja a Holt que vaya en busca de la viuda que ha dejado Cody, lo que puede suponer su arraigo en un territorio. Y todo ello entre risas.

Una de las obras mayores de John Houston.

 

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