Con un elenco de lujo
encabezado por la maravillosa Anne Bancroft, junto a Peter Finch y James Mason,
además de un guion de Harold Pinter basándose en una novela de Penelope
Mortimer, Jack Clayton dirigió en 1964, con un resultado meritorio y notable, Siempre
estoy sola, titulada en inglés The Pumpkin Eater.
La protagonista es una mujer,
llamada Jo, que se ha casado dos veces y tiene seis hijos. Después de un breve
flirteo, contrae matrimonio con un tercer individuo, un guionista llamado Jake,
con el que tiene otro hijo. Entonces las cosas empiezan a ir mal, la pareja comienza
a desintegrarse con sospechas de infidelidades de Jake incluidas. Entonces
aparece Bob, un hombre dotado con un cinismo que el gran James Mason sabe crear
como nadie, para aproximarse a Jo al mismo tiempo que destapa que Jake tiene
una relación con su propia mujer. Jo sigue defendiendo su matrimonio y
realizará lo impensable al iniciar la película dado su inquebrantable sentido
de la maternidad. Se queda embarazada y, por satisfacer a su marido, aborta la
criatura. Tras una fuerte discusión y una situación que parece de separación definitiva,
Jo está en una casa de campo y aparece Jake con toda la prole. Un final que me
pareció blando por ser aparentemente feliz pero, luego, lo veo más bien como
siniestro; Jake, interpretado toda la película como un hombre antipático por
Finch, no parece ser un hombre redimible ni el matrimonio, a la larga, se puede
reconducir.
La interpretación de Bancroft
es descomunal y ya justificaría ella sola la película. La realización de
Clayton, regalándole abundantes primeros planos, pero no gratuitos sino para
realzar el estado de ánimo del personaje, potencia sus grandes dotes como
actriz. La película empieza con un gran movimiento de cámara en que se ve la
casa de la protagonista, podemos ver sus objetos, el mobiliario, hasta acabar
con un plano de Bancroft de espaldas, mostrando ya a una persona angustiada.
Recordando en flashback cómo se conocen y se plantea el matrimonio, la película
gana mucha intensidad en su segunda mitad, Hay una gran escena en el zoológico
con Bob descubriendo a Jo su desaprensivo juego poniendo en conocimiento el
adulterio de Jake con su mujer, pero, además, insinuándose. También tenemos
como buenas escenas aquellas en las que Jo se halla en la clínica tras haber
abortado y, de manera especial, la tensa escena con su marido Jake que parece
presagiar una ruptura definitiva.
Buen e intenso melodrama, filmado con elegancia por Clayton,
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