jueves, 21 de noviembre de 2024

SHANE

 

En Shane, Raíces profundas según su título en España, se muestra una tierra todavía tan salvaje que la comunidad de agricultores que se pretenden asentar en el territorio no ha construido todavía una iglesia y un colegio. Diseminados por el valle, los agricultores aguantan las embestidas de Ryker, el terrateniente ganadero que explota el territorio sacando menos rendimiento económico del que pueden conseguir los nuevos pobladores; si bien él llego antes a esos parajes, luchó contra los indios y logró establecerse.

A ese territorio, en el que se larva un conflicto a punto de estallar, llega Shane, un hombre que vagabundea sin rumbo fijo, del cual no tendremos ninguna información sobre su pasado, pero del que pronto veremos que es diestro con las armas. Contratado por Starret, que tiene una granja con su mujer y su hijo, intentará adaptarse a la vida de granjero, pero no podrá culminar ese proceso. Ryker, dispuesto a utilizar armas de fuego para desalojar del valle a los agricultores, contratará a Wilson, un pistolero profesional dispuesto a matar a quien sea por dinero. En el fondo, Shane y Wilson pertenecen al mismo gremio, pistoleros a sueldo, solo que Shane, atraído por la vida familiar que representan Starret y su mujer, se ha situado en el lado correcto.

Por ello, como comentaba ayer con Jordi, a Shane le pasa como a otros héroes del western: pueden ayudar a formar una comunidad, de hecho, su ayuda es imprescindible, pero luego no pueden pertenecer a la misma. Así pues, se asemeja al Tom Doniphon de El hombre que mató a Liberty Valance, el Ethan Edwards de Centauros del desierto, el Jeff Webster de Tierras lejanas o el hombre de la armónica de Hasta que llegó su hora. Todos estos héroes tienen demasiadas cuentas pendientes que saldar con su pasado y se autoexcluyen de la comunidad.

George Stevens dirige muy bien el filme, aprovecha el paisaje y decorados para tener bien fijadas las referencias entre las grandes montañas nevadas, el valle y la única zona mínimamente urbana que es el almacén de Grafton, al lado del cual hay un bar. Consigue filmar grandes escenas como el duelo entre Jack Palance y Elisha Cook jr., casi un asesinato a sangre fría; los colonos enterrando al personaje interpretado por Cook y como Van Heflin logra volver a unirlos; la fieta del 4 de julio, celebrando la formación de la nación y el aniversario de boda de Heflin y Jean Arthur; la lucha entre Shane y Starret ya que el primero entiende que llega el momento de afrontar un trabajo de especialista y no puede dejar a su amigo frente a Wilson; y el duelo entre los dos pistoleros, con el niño interpretando por Brandon De Wilde mirándolo desde la puerta del bar.

Sin duda, uno de los mejores westerns de la historia del cine.

 

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