La chica con la maleta es
una película dirigida por Valerio Zurlini, con una joven Claudia Cardinale, que
contaba con 26 años en 1961 cuando se rueda el filme, y Jacques Perrin, todavía
más joven, pues tenía 20 años e interpreta a un adolescente de 16 años.
La película empieza con un
chico llamado Marcello que quiere desembarazarse de una chica llamada Aida.
Ambos van en automóvil y él ha estado a punto de dejarla en la carretera pero,
finalmente, lo hará simulando que ha dejado el coche en un taller para repararlo.
Aida es una bailarina de locales de poca categoría y ha sido camelada por
Marcello, quedándose colgada al haber creído promesas de él y luego verse
abandonada. Aida se presenta en casa de Marcello pero éste le dice a su hermano
adolescente, Lorenzo, que la despida y diga que no le conoce. Así lo hace
Lorenzo pero, conmovido por la situación de desamparo de la chica que no tiene
donde ir, comienza a ayudarla y se acaba enamorando de ella.
Lorenzo empieza a descuidar sus
obligaciones como estudiante y se desvive por ayudar a Aida. Mientras tanto,
ella intenta contactar con personas que le puedan ayudar a obtener trabajo como
bailarina, tipos bastante impresentables entre los que se encuentra en un papel
secundario el gran Gian Maria Volonté. Aida conoce finalmente que Lorenzo es
hermano de Marcello gracias a que se lo dice un sacerdote amigo de la familia
de los chicos. Decidida a no ver más a Lorenzo, éste irrumpe en un hotel donde
Aida estaba con un tipo que la ha emborrachado y se intenta aprovechar de ella.
Después de una pelea entre Lorenzo y el tipo, ella le cura las heridas en la
playa y se besan, pero más tarde han de emprender caminos por separado.
Zurlini hace una película de
buena factura, que cuenta con una espléndida Cardinale, animosa, sensual, exuberante,
un poco aprovechada pero también ingenua; y un Perrin que también es creíble
como joven adolescente, formal y aplicado al contrario de su hermano mayor, que
abre sus ojos al mundo quedando prendado de Aida. Fotografiada de manera
excelente en blanco y negro, con música de Mario Nascimbene y una cuidada banda
sonora que incluye canciones de la época, es una película sobre un amor
imposible, no solo por la edad de los protagonistas (tampoco el personaje de
Cardinale supera en más de cuatro o cinco los 16 de Perrin) sino por la
diferencia de clase social, que Zurlini va mostrando en la película a través
del personaje del sacerdote y la tía de Lorenzo, los cuales jamás aprobarían una unión entre los protagonistas. En el fondo, ese es el mayor
obstáculo para una relación entre Aida y Lorenzo ya que, a pesar de la
integridad del chico, su hermano Marcello ha tratado a Aida al inicio de la
película de una manera que no lo haría con alguien de su misma clase social.
Zurlini logra destacar una
especial sensibilidad en los personajes de Cardinale y Perrin a lo largo de la
película, deslumbrante ella e ilusionado él, así como con una mirada tierna
hacia los dos.
Buena película.
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