Repensando la idea de
maternidad. Esa es la propuesta que hace Mar Coll en su última película, Salve
María, mención especial en el Festival de Locarno.
Para expresar cómo vive la
maternidad la protagonista, Coll hace un thriller psicológico, con toques de
cine de terror, consiguiendo un clima asfixiante. María Aguirre (Laura
Weissmahr) es una joven madre, escritora de novelas con un bebé de meses, que
vive con su pareja Nico (Oriol Pla) una vida que debiera aparentemente ser
feliz. Pero Coll ya desde el principio introduce elementos que desequilibran a
la protagonista y una ventana mal cerrada propicia que se cuele un cuervo en la
casa haciéndole pasar un mal rato. Ese clima de desasosiego está presente a lo
largo del filme.
Luego viene el factor que
desencadena la acción de la trama y es cuando María ve, en el telediario, como
una madre de gemelos, de nacionalidad francesa y residente en Catalunya, ha
protagonizado un infanticidio ahogando a sus dos pequeños de 10 meses. A partir
de ese momento, la sombra del infanticidio la sacudirá mientras vemos una
adaptación complicada al hecho de ser madre, preocupándose de manera exagerada
por los vómitos de un bebé de pocos meses, así como el presunto rechazo del
bebe hacia su leche. Su pareja parece un hombre preocupado por atender a su
pareja y el bebe, si bien posterga el permiso de paternidad y no se llega a dar
cuenta hasta el final del tormento que vive María.
Buscando respuestas a la
pregunta de por qué mató la ciudadana francesa a sus gemelos, María engañará a
Nico e irá sola a la Vall de Bohí, lugar de residencia de la filicida. En ese
momento el clima se vuelve más asfixiante, adquiere un tono más terrorífico y
fantástico, siendo interrumpido por la llamada de una conocida (que tiene otra
actitud respecto a la maternidad) a la cual había dejado el bebe y que le
informa que ha de volver a Barcelona ya que el pequeño tiene fiebre alta y está ingresado en
urgencias. En el hospital, se reencontrará con Nico y se asiste al final en un
epilogo situado un tiempo después.
Si había oído hablar de la
depresión postparto, es un concepto que se queda corto ante lo que sufre la
protagonista. Coll dinamita convencionalismos sobre cómo vive la maternidad una
joven madre y lo hace de una manera audaz que, tal vez, no convenza a todas las
madres que vean la película. Pero me parece una apuesta interesante y que
cuestiona, desde el punto de vista maternal, si el acto creativo de traer un
ser al humano implica poner en peligro o destruir la individualidad de la
protagonista, aquí una mujer cuyo oficio es crear historias como novelista.
Muy buena interpretación de
Laura Weismahr, intranquila y nerviosa desde el primer minuto de la película
contagiando, con la banda sonora de Zeltia Montes y la realización de Coll, una
atmosfera opresiva que se transmite al espectador. En el epílogo, el ambiente
se relaja pero llegamos a una conclusión que tiene un carácter subversivo: ¿es
aceptable un cambio de roles en la crianza de un hijo?
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