Apache supuso en 1954 la
primera colaboración entre Robert Aldrich y Burt Lancaster. Con guion de James
R. Webb y música de David Raksin, es una de las primeras películas que intentan
dar una visión más positiva de los indios, tratando de ser más objetivos
explicando las relaciones entre ellos y los blancos, mientras los colonos iban
progresando de este a oeste del país.
La película empieza en 1886 con
la rendición del jefe apache Gerónimo que se ve obligado a abandonar su tierra
y, mediante un largo viaje en ferrocarril, es deportado con la gente más joven
de su tribu a Florida. Massai (Lancaster) se niega a aceptar la derrota y logra
escapar del grupo alcanzando la libertad. Antes de volver a su tierra, entra en
contacto con un indio cheroqui que le dice como su pueblo, a través del cultivo
del maíz, ha alcanzado un estatus aceptable convirtiéndose en sedentarios y
conviviendo razonablemente con los blancos.
Cuando Massai vuelve por fin con
los suyos, se encuentra con que solo hay mujeres, viejos y niños, con lo que
inicia una lucha él solo contra todo el mundo, en acciones guerrilleras y
escapando gracias al conocimiento que tiene del terreno. Nainle (Jean Peters),
una india enamorada de Massai, le acompaña pese a las reticencias del joven apache
y viven juntos en las montañas hasta que son encontrados por Al Sieber (John
MacIntire), un blanco ligado al ejército que tiene la misión de encontrar a
Massai y pacificar la zona.
Una primera dificultad que
tiene la película es la dificultad que Lancaster y la guapa Jean Peters den el
pego como apaches por mucho que les oscurezcan la piel. Dicho esto, la película
tiene buen ritmo en la línea de la mayoría de películas que rodó Aldrich,
todavía un principiante pues era su primera película importante. Y consigue
buenas escenas, en especial un meritorio final con una persecución de MacIntire
a Lancaster por dentro de un campo de maíz que ha cultivado el segundo en un
intento de asimilar lo que le dijo el cheroqui, interrumpida por los llantos
del bebe que da a luz Peters y que cambia la mentalidad guerrera de Lancaster,
comprendiendo que los tiempos han cambiado.
Sin embargo, el guion es blando,
hay algunos personajes secundarios que son mala gente, tanto indios como
blancos, pero que tienen poca entidad y los protagonistas tienen pocas aristas,
tanto la pareja india como el perseguidor Sieber. Es inevitable comparar esta
película con La venganza de Ulzana, rodada unos veinte años después, en
la que repiten Aldrich y Lancaster con también los indios apaches como
protagonistas. Aquél era un filme duro, violento, pesimista y mucho menos amable,
especialmente con los blancos, pero también con los indios. Lancaster tenía
mejor papel como un viejo explorador que actuaba como puente entre indios y blancos,
conocedor de ambas culturas e intentando que un joven teniente entendiera a qué
se enfrentaba al perseguir a unos apaches que habían abandonado la reserva.
En cambio, Apache, aun siendo
un filme entretenido que se ve con agrado, tiene una cierta inconsistencia saliendo
perjudicada si la comparamos con La venganza de Ulzana.
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