martes, 26 de noviembre de 2024

MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA

 

Humphrey Bogart se despidió del mundo en el cine rodando en 1956 Más dura será la caída, película que pertenece al subgénero de cine sobre el mundo del boxeo, lindando con el cine negro.

Un periodista deportivo, despedido de su trabajo por querer conservar su independencia de criterio, recibe la oferta de un gánster interpretado por Rod Steiger, consistente en llevar la publicidad de un púgil que ha traído de Argentina. El boxeador, Toro Moreno, es un auténtico paquete, pero el plan es que empiece una carrera meteórica contra rivales comprados, convertirlo en un boxeador popular y que, cuando luche con un púgil de verdad por el campeonato, especular con las apuestas para ganar una fortuna.  El personaje de Bogart se deja tentar por el dinero y Steiger despide su primer encuentro diciéndole que se olvide de su ética profesional. Bogart participará en el engaño e incluso asumirá más funciones que las inicialmente encomendadas únicamente en el campo de la publicidad hasta llegar a ser una figura paternal para el ingenuo Toro. Al final, harán mella en él las maneras de Steiger y sus secuaces, que no solo tratan como mercancía al argentino y su entrenador, sino que los quieren estafar por lo que Bogart tendrá un arrebato final de decencia.

La película contó con un guion de Philip Yordan, que también produjo el filme mientras que Mark Robson se hizo cargo de la dirección. Lo mejor de la película es un guion incisivo sobre el mundo del boxeo, que describe la corrupción de ese deporte, así como las interpretaciones de dos actores de la categoría de Bogart y Steiger. Las escenas que comparten son lo mejor de la película, representando el frío, desalmado y calculador gánster reconvertido a promotor de boxeo frente al inicialmente cínico periodista deportivo que actúa dirigiendo un engaño en torno a un boxeador y que, finalmente, puede salvar su matrimonio y a él mismo logrando enviar a Toro de retorno a Argentina y, a modo de redención, entregándole 23.000 dólares que es su parte del botín.

Robson es un realizador de trayectoria mediocre y no hay una memorable puesta en escena,. pero sí aprovecha la potencia del guion para narrarlo con eficacia y no estropear la película. El inicio es muy bueno mostrando unas calles sucias de Nueva York, con los contenedores de basura metálicos típicos de las mismas, dando una muestra de que nos vamos a mover en una historia moralmente situada en el fango. La siguiente escena será una pequeña exhibición que demuestra a todos que Toro es un paquete y como Bogart vende su alma al diablo haciendo el trato con Steiger que inicialmente ha rechazado. Luego Robson, filmando con eficacia un buen guion, con algunos diálogos muy buenos y la participación de Steiger y Bogart, cumple su misión como director el resto de la película tras ese buen inicio.

Ahora podemos ver como clichés muchas ideas de la película después de haber visto tantas películas sobre el boxeo, pero también hay que ponerse en el año 1956 para apreciar la importancia de la película. Se habían ya rodado Cuerpo y alma, El ídolo de Barro o Nadie puede vencerme, pero este guion de Yordan era más ambicioso conectando el boxeo con una corrupción generalizada en su organización, tanto en el ámbito federativo, como en el de la prensa deportiva. 

Un clásico que mantiene un notable interés y que siempre estará en la historia del cine por ser la última película de una leyenda como Bogart. 

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