viernes, 15 de noviembre de 2024

EL NADADOR

 

El nadador, rodada en un muy lejano ya 1968es una película dirigida por Frank Perry, si bien no llegó a completar todo el rodaje por discrepancias artísticas siendo sustituido por Sidney Pollack.

Ned Merrill (Burt Lancaster) aparece al principio de la película en una casa de unos amigos a los que ha ido a visitar, se baña en su piscina y, mirando el condado en el que vive, se da cuenta que puede volver a su casa pasando por diversas propiedades, todas con piscina, por lo que se plantea llegar nadando un rato en cada una de ellas. De aspecto saludable, al parecer vive con su mujer y dos hijas al otro lado del condado.

Mientras Ned va de piscina en piscina, se encuentra con una antigua canguro de sus hijos, una chica de veinte años, que le acompaña durante una parte de su viaje y le confiesa que estaba enamorada de él. Más tarde, se encuentra en una casa con la única piscina vacía y un chico de unos doce años. Sus padres están ausentes y nadan de manera ficticia en la piscina vacía. En otro momento significativo del viaje, está en una casa donde hay una fiesta y reconoce un carrito de comida que dice ser suyo, cosa que provoca un conflicto. Posteriormente, aparece en la casa de una antigua amante con la que mantiene un diálogo tenso y, en la última etapa de su particular viaje, llega a una piscina pública, ha de pedir prestados 50 céntimos para entrar y empiezan a quedar ya claros los problemas con su mujer e hijas. Saliendo de malos modos de la piscina pública, atraviesa una autopista y llega a su casa, que está en un estado muy diferente del que se podía imaginar viendo al personaje en el principio de la película mientras cae un fuerte aguacero en contraste con el sol que ha lucido desde el inicio del filme.

La película, siendo irregular, tiene la virtud de ir de menos a más. Tiene un momento horrible mediada la película cuando, en un pequeño hipódromo, corre en unas escenas, con la chica que fue canguro de sus hijas, rodadas en cámara lenta y con una espantosa música. Pero la película va ganando en interés porque refleja bien una pesadilla, una caída a los infiernos en un marco propio del sueño americano, esas viviendas residenciales, bastante confortables, en las afueras de una gran ciudad y todas con una piscina para refrescarse.

Perry fue un director de filmografía muy discreta. A pesar de que está un muy buen actor como Burt Lancaster, los demás actores no dejan ninguna interpretación digna de mención. Así pues, da la impresión que la historia de John Cheever que dio lugar al guion podía haber dado mucho más de sí en su adaptación cinematográfica.  

Desigual pero interesante. 

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