Opera prima de la directora Mar
Coll, rodada en 2009, la película explica la historia de una chica llamada Lea (Nausicaa
Bonnin) que vuelve desde Toulouse a Girona para el entierro de su abuelo. Eso
le dará la oportunidad de pasar tres días con sus padres, tíos y primos. Además
de los conflictos internos que ella tiene en Francia con una relación que luego
se sabrá ha quedado rota tenemos, en primer lugar, un conflicto entre sus
padres, separados de facto aunque ello se haya ocultado al resto de la familia,
siendo más cercana la relación que tiene con su padre Josep Maria (Eduard
Fernández) que con su madre. Luego vemos el desapego de Josep Maria con sus hermanos,
tanto los varones Toni (Francesc Orella) y Pere (Ramon Fontseré), como con una
hermana llamada Virginia (Amalia Sancho). En realidad, es un desapego recíproco
entre todos que tienen una relación entre esporádica e inexistente. Y, por
último, se retrata la propia generación de Lea, sus primos, también con sus
problemas derivados de las expectativas propias de la gente joven.
Es una película que narra la
disgregación de una familia burguesa de Girona y es concisa en su desarrollo,
con muchos silencios descriptivos de esa ruptura entre los lazos familiares que
quedan explicados con eficacia, así como la frustración e incomodidad de la
protagonista. El gran activo de la película son los actores. Los tres hermanos
varones de la familia forman un auténtico dream team: Eduard Fernández,
Ramon Fontseré y Francesc Orella. Pero también destaca la verdadera
protagonista del filme, una estupenda Nausicaa Bonnin.
Viendo la película, y
recordando ahora que recientemente leí el libro de Fusaro, puede ser una
muestra de lo que sostiene el escritor turinés: las familias se diseminan y se
rompen los vínculos entre sus miembros, quedando el consumismo como estructura de
la sociedad para ocultar frustraciones y suplir necesidades afectivas.
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