Veo El tren, película de John Frankenheimer que tenía grabada del programa Classics de Garci. Este programa fue fulminado por TRECE debido a que Garci seleccionaba películas en blanco y negro y los directivos dijeron que eso lastraba decisivamente la audiencia. Curiosamente, con El tren consiguieron uno de los mejores datos de la temporada a pesar de ser en blanco y negro. No me extraña porque es una película muy entretenida y vibrante, con mucho suspense acerca de cómo se resolverá la trama. Proyectada en principio para que la dirigiera Arthur Penn, sin duda ganó en espectacularidad y acción cuando Frankenheimer asumió la dirección.
A principios del mes de agosto
de 1944, cuando ya se sabe que en unos días los aliados llegarán a París, el
coronel del ejército alemán Von Waldheim (Paul Scofield) organiza el traslado
de auténticas obras de arte de maestros de la pintura a Alemania. Dicho
traslado se efectuará por tren. Una empleada de uno de los museos expoliados
contacta con miembros de la Resistencia que trabajan en los ferrocarriles
rogando que hagan lo que sea para impedir el traslado, apelando al orgullo y
gloria nacionales de Francia para que eso no pase. A pesar de que en principio
esos miembros, que es un pequeño grupo de tres personas entre los que destaca
un jefe de maquinistas llamado Labiche (Burt Lancaster), no está especialmente
motivado por la petición, acaban aceptándolo y también se reciben órdenes desde
Londres conforme esas obras de arte no han de salir de Francia.
Labiche y sus compañeros, junto con otros
miembros de la Resistencia con los que contactan en los pueblos por donde pasa
el tren, realizan un plan brillante para ir saboteando el itinerario previsto.
En principio, Labiche practica un doble juego sin descubrir que él está
boicoteando el viaje, pero luego no podrá sostener esa situación y deberá
actuar esquivando a los alemanes. En un momento de grave peligro para su vida,
recibirá la ayuda de una viuda llamada Christine (Jeanne Moreau), una mujer
reticente al principio a jugarse la vida por ayudarle y que ya pagó un tributo
a la guerra con la muerte de su marido.
La carrera hacia la frontera es
agobiante para los alemanes por la cercanía de las tropas aliadas y,
finalmente, los subordinados de Waldheim se niegan a obedecer órdenes
irracionales de su superior, que está obsesionado por las obras de arte,
pretendiendo que éstas tengan preferencia incluso sobre el movimiento de
tropas. El coronel alemán se queda solo junto al tren descarrilado y con las
obras de arte esparcidas por el suelo sin que pueda llevárselas a Alemania,
apareciendo entonces Labiche que lo ametralla.
Con un Burt Lancaster
mostrándose en buena forma física para interpretar a un personaje que se mueve
con celeridad y destreza por las vías férreas, siendo diestro también en el uso
de armas, la película tiene muy buen ritmo narrativo. Destacan también la
calidad de los medios empleados, con ayuda de los servicios ferroviarios
franceses, para dar mucha veracidad a esas máquinas que chocan y descarrilan.
También resulta muy bien filmado, por la cercanía con la que se vive para el
espectador, un bombardeo aliado en el que Labiche y sus compañeros han pintado
de blanco algunos techos de vagones del tren para señalar que justo ahí están
las obras y los aviones no han de atacarlos.
Aunque salga poco, siempre
tiene presencia en una película Jeanne Moreau, aquí una viuda que intenta
permanecer ajena al conflicto pero que no podrá evitar sentir una atracción,
insinuada sutilmente, por el personaje de Lancaster y ayudarlo a huir de los
alemanes.
Pero, aparte de ser muy
entretenida pese a superar las dos horas de duración, la película tiene otros
elementos de interés en su guion y un buen final en el encuentro entre Labiche
y el coronel alemán. Por un lado, en ese final Frankenheimer filma, después del
último descarrilamiento, los cuerpos de ciudadanos franceses, que habían sido
usados como rehenes, yacentes en el suelo tras haber sido ametrallados por los
alemanes, junto a las cajas de embalaje
que contienen los cuadros. ¿Vale la pena
el sacrificio de vidas humanas solo para impedir, por orgullo nacional, que
unas obras de arte no lleguen a Alemania?
Y, por último, está el diálogo
entre Waldheim y Labiche. El coronel alemán, que es un hombre que aprecia el
arte e incluso ha antepuesto el viaje de su tren a los objetivos militares,
reprocha a Labiche ser solo alguien con fuerza bruta, incapaz de comprender el
verdadero valor de esas cajas que ha impedido llevar a Alemania. Ante estos
reproches, la respuesta es precisamente utilizar esa fuerza bruta y liquidar
sin miramientos al militar germano, que está hundido por haber fracasado en su
empeño y no da la impresión de querer usar su pistola. Se trata de una
ejecución a sangre fría que muestra a un personaje como Labiche siendo,
eficiente en el plano militar, pero actuando sin ninguna compasión.
Muy buena película.
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