sábado, 21 de septiembre de 2024

INVESTIGACION DE UN CIUDADANO LIBRE DE TODA SOSPECHA

 

Investigación de un ciudadano libre de toda sospecha (1969) es la película de Elio Petri que Alberto Crespi elige para el capítulo dedicado a “Da piazza Fontana agli anni setanta”.

Investigación, que acaba con una cita de Kafka, es una película con un argumento aparentemente falto de lógica en la que un inspector policial mata a su amante y se encarga de dejar pistas, además muy claras, de su propia implicación en el crimen. Sus subordinados se niegan a pensar que él haya podido ser el autor del crimen desplazando sus investigaciones hacia el marido homosexual de la mujer y un vecino estudiante de química, radicalmente politizado hacia la extrema izquierda y amante también de la asesinada. Ni siquiera confesar el delito delante de sus superiores le servirá para ser creído. Se trata de una sátira en la que el gran Gian Maria Volonté realiza una muy buena interpretación como el inspector verborreico y obsesivo en su autoinculpación, en sintonía con los repetitivos efectos sonoros de la música compuesta para el filme por el no menos grande Ennio Morricone.

La película, a través de la farsa, muestra a un cuerpo policial de un estado autoritario en el que el Estado de Derecho y la observancia de derechos y libertades ha saltado por los aires, cuestión que se ve tanto a través de la trama principal como la colateral con la represión que se efectúa contra los radicales de izquierda, entre los que se encuentra el vecino que vio a Volonté el día del crimen en el edificio y lo incrimina, aunque los investigadores oficiales deciden que ese día no estaba en Roma.

Rodada en 1969, es una película en la que su estreno, en febrero de 1970, no puede producirse en un momento más oportuno. Dos meses antes, el 12 de diciembre de 1969, varias bombas estallan en edificios de Roma y Milán, dejando unas cuantas víctimas mortales en la capital lombarda ya que los efectos más devastadores son en la Piazza Fontana, muy cerca del Duomo. Con una autoría nunca aclarada, atribuida inicialmente a anarquistas y siendo más verosímil que fueran neofascistas ligados a las cloacas del Estado y con conocimiento de los servicios de inteligencia americanos, un sospechoso anarquista llamado Giuseppe Pinnelli cayó desde un cuarto piso de la dependencia policial en la que estaba detenido. El relato oficial fue que se trató de un suicidio y decayeron los cargos por homicidio contra el inspector Luigi Calabresi, que estaba en ese momento con Pinnelli, por falta de pruebas. Y aquí está la razón de la oportunidad del estreno que señala Crespi ya que muchos quisieron ver, en el personaje de Volonté, el de un inspector como Calabresi que, aunque parece que torturó a Pinnelli y colaboró en su viaje hasta el asfalto desde las alturas, salió exonerado de culpa de aquellos hechos, siendo asesinado dos años más tarde por un grupo radical de extrema izquierda.

Los autores y productores de la película llegaron a temer un secuestro del filme, pero se estrenó siendo además un éxito y adjudicándose la Palma de Oro en Cannes y el Óscar a la mejor película extranjera.

Si la película fue oportuna en su momento mostrando, tal como dice Crespi, la crueldad de la policía y de sus métodos a través de la violencia grotesca de Volonté, no ha perdido un ápice de actualidad en una Italia con una gobernante neofascista y un clima, en muchos países europeos, poco propicio a la transparencia en las actuaciones policiales ya que la democracia se va degradando de manera imparable.

Densa, interesante e inquietante por seguir vigente su denuncia.

 

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