Ese inmenso actor que fue Jean
Gabin volvió a dar muestra de su carisma para interpretar antihéroes románticos
en El muelle de las brumas (1938), del gran Marcel Carné. Su
presentación ya da el tono del filme. Vestido de militar, está en una carretera
haciendo autostop y es acogido en la cabina de un camión, con pocas ganas de
dialogar con el conductor. En un momento dado, para que el camión no atropelle
a un perro, Jean da un volantazo para salvarlo, lo que lleva después a una
discusión con el conductor al haber puesto en peligro la integridad física
tanto de él como del propio Jean. A punto de llegar a las manos, finalmente
hacen las paces, pero se revela el carácter del protagonista siendo un hombre
impulsivo, compasivo, hosco, noble e irascible.
Una vez llega a la ciudad de Le
Havre, conocemos que Jean es un soldado que ha desertado y un borracho le
orienta hacia un bar, de nombre Panamá, en el que le pueden ayudar a ocultarse.
Mientras acepta la ayuda del dueño del bar, allí conocerá a Nelly (Michele
Morgan), una chica de 17 años que huye de un siniestro padrino llamado Zabel,
con el que se adivina más tarde una relación de dominio, y que anda en busca de
su novio Maurice, que ha desaparecido. A su vez, Zabel mantiene tratos con un
delincuente llamado Lucien, que anda con dos secuaces y que también se la tiene
jurada al tal Maurice.
En este ambiente sórdido, con relaciones tóxicas entre los personajes, Carné desarrollará la historia de amor entre Jean y Nelly que, más tarde, conocerá que Maurice fue asesinado por su padrino Zabel pero, para proteger a Jean y que no sea delatado por desertor, callará ante la policía. Una historia que se desarrolla utilizando magistralmente la fotografía, para acentuar la nocturnidad y neblina de los espacios de la ciudad portuaria en que transcurre la acción, dando lugar a un escenario fantasmagórico y opresivo.
Está claro que Jean no puede
escapar a la muerte. El cambio del uniforme militar a ropa de civil ya se
produce aprovechando las tendencias suicidas de un pintor que aparece en la
primera escena que se desarrolla en el Panamá presagiándose, por tanto, el
drama final. A pesar del intenso
enamoramiento, narrado con mano maestra por Carné y en escenas con mucha carga
erótica teniendo en cuenta que es una película de los años 30, Jean se halla
seguro en un barco que le ha de transportar ilegalmente a Venezuela. Un impulso
le lleva a abandonar el navío para despedirse de Nelly una última vez. Logrará salvar
a Nelly de las garras de Zabel, pero no esquivar las balas mortales que le
lanza el cobarde Lucien, que en un cara a cara anterior había sido abofeteado
por Jean siendo humillado sin mostrar resistencia. Agonizante, Jean pide a
Nelly un último beso apasionado antes de exhalar su último aliento en un apoteósico final.
Gran película de Carné.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.