Después de haberme gustado
mucho hace unos meses Los miserables, veo la nueva película de Ladj Ly,
estrenada hace unos diez días y titulada Los indeseables. La verdad es
que no está al nivel de su primera película, pero sí tiene cosas apreciables.
Si Los miserables era una película planteada como un thriller policiaco
contado de manera enérgica y con una creciente tensión, aquí se trata más de un
drama social explicado con mucha menos eficacia narrativa.
El inicio de la película es muy
bueno. En un barrio marginal de una ciudad francesa, una mujer musulmana negra
ha fallecido en su domicilio y varios hombres luchan por descender el ataúd por
la angosta escalera del edificio ya que el ascensor hace años que está
estropeado. Enseguida tomamos conciencia de los problemas sociales que tiene
lugar en las calles del barrio en las que se inicia la película.
La película se centra en dos
personajes principales. Uno es el nuevo alcalde de la ciudad, de profesión
pediatra, que toma el mando por haber fallecido su predecesor y que empieza con
buenas intenciones, siendo receptivo con inmigrantes que vienen del conflicto
sirio, aunque acaba tomando decisiones nefastas que afectan a inmigrantes de
origen maliense. Su principal proyecto será una reestructuración urbanística que
implica construir unas casas que no darán cabida a la demanda de la población,
cosa de la cual es perfectamente consciente. Además, aprovecha el incendio en
un bloque habitado por inmigrantes musulmanes para demoler todo el edificio, lo
que deja en la calle a mucha gente en situación vulnerable nada más y nada
menos que el día de Navidad, teniendo escasos minutos para salvar algunas
pertenencias. El alcalde acabará siendo retratado como un político mediocre,
soberbio, incapaz y autoritario, es decir, como muchos otros en Francia y en
otros sitios de Europa.
Luego está Haby, una archivera
del municipio de origen maliense y directamente afectada por los desaguisados
urbanísticos de la alcaldía, que se enfrenta al Ayuntamiento, encabeza una
acción de protesta política y se postula incluso para alcaldesa. Su hermano, tremendamente
enojado por el desalojo que han sufrido, se presentará en casa del alcalde para
quemarla, cosa que provoca momentos de gran tensión hasta la llegada de Haby en
que se relaja la situación, aunque la fractura social que Ly muestra es muy
evidente.
A pesar de que hay escenas como
la del desalojo bien filmadas y que resultan desgarradoras, el guion no acaba
de funcionar. En Los miserables los personajes estaban muy bien dibujados,
en pocas escenas se llegaba a personajes convincentes y bien definidos; en
cambio, en Los indeseables hay una mayor dispersión, tanto en la
definición de los personajes como en lo que se quiere contar y el resultado no
acaba de ser satisfactorio.
Parcialmente fallida.
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