sábado, 6 de julio de 2024

LA CARTA

 

La carta (1940) es un soberbio melodrama dirigido por William Wyler con una Bette Davis que, tal vez, se encontraba en ese momento en su apogeo como actriz ya que era una estrella de la Warner y encadenó muchas películas seguidas, algunas igual de buenas.

En un gran inicio, un plano de una luna llena tapada por unas nubes presagia que va a pasar algo importante y, seguidamente, vemos un hombre que abandona una casa trastabillando mientras una mujer vacía las seis balas de un revólver sobre su cuerpo. La mujer (Bette Davis) justificará su acción diciendo que actuó en defensa propia para rechazar una agresión sexual, siendo creída de manera ciega por su marido (Herbert Mashall) y también por un amigo de la familia (James Stephenson) que actuará como abogado.

Las cosas se tuercen para Davis cuando, a través de oscuros intermediarios, llega a Davis y Stephenson la existencia de una carta comprometedora de la mujer ya que escribió ese día a la víctima para que la visitara en su casa. Stephenson paga por tener esa carta, pidiendo autorización a Marshall que, en principio, no da demasiada importancia a la carta al creer la versión de Davis diciendo que hacía venir a la víctima para asesorarse sobre un regalo que quería hacer a su marido.

El juicio sale bien y Davis es declarada no culpable, con los remordimientos de Stephenson que hace un gran trabajo, pero sabe que hay una prueba incriminatoria que no está en el sumario pues ha sido comprada de forma irregular. Posteriormente, el abogado fuerza que Marshall tome conciencia de lo que significaba la carta y Davis acaba admitiendo el crimen y, además, que sigue enamorada del hombre que asesinó. Una nueva escena de otra luna llena con nubarrones anticipa el ajusticiamiento extralegal por parte de allegados de la víctima.

Bette Davis está sobresaliente durante toda la película con esas miradas que nos permiten conocer la verdad, su apasionada relación y el engaño al que tiene sometido a su marido. Pero la pasión que siente por el hombre al que mató le impide seguir con el engaño y confiesa la verdad. Más que femme fatale de cine negro, y a pesar de que hay elementos de intriga y un asesinato por en medio, la película es un melodrama de manual. Amor y pasión son los sentimientos que manifiesta la protagonista pero, en cuanto a fidelidad y sinceridad, también es muy importante el personaje de Stephenson, que se debate entre la amistad que guarda con el matrimonio y sus deberes deontológicos como abogado. De hecho, es casi más interesante la relación entre Davis y su abogado que con su marido, tratada de manera más superficial ya que está al margen del engaño que ha supuesto la importancia de comprar la carta.

Wyler filma con elegancia y eficacia narrativa un género en el que destacó especialmente. Si realizó un western muy bueno como Horizonte de grandeza, o la multioscarizada película épica Ben-Hur, me parece que el género en el que mejor de desenvolvió fue el melodrama.

Gran película. 

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