lunes, 1 de julio de 2024

CHARADA

 

Stanley Donen dejó los musicales para hacer una película cercana a las propuestas de Hitchcock, una persona común que se ve inmersa en un hecho delictivo dando lugar a una situación de intriga explicada en clave de comedia.

Charada (1963) es una historia que se inicia en los Alpes. Allí, Reggie Lampard (Audrey Hepburn) va a pedirle el divorcio a su marido, pero éste ha sido arrojado antes de un tren según se ve al final de los títulos de crédito. De vuelta a París, es informada por un miembro de la embajada americana (Walter Mathau) que su marido ha sido asesinado y que, junto a otros cómplices, había robado 250.000 dólares. Empiezan a aparecer diferentes hombres que quieren quedarse ese dinero pensando que lo tiene Reggie, entre ellos un hombre que ella conoció en la estación de esquí, Peter Joshua (Cary Grant). A partir de aquí se suceden diversos equívocos, con los hombres que persiguen el dinero no fiándose unos de otros y cayendo asesinados, todo ello mientras Grant y Hepburn se enamoran y llega un desenlace final bastante previsible.

Si Hitchcock tenía en Cary Grant a uno de sus actores favoritos para este tipo de papeles, Donen también cuenta con él en esta película. Pero, por lo que se refiere a la protagonista femenina, Donen cambia las rubias hitchcokianas por la elegante Audrey Hepburn. La película se apoya en el magnetismo de estas dos estrellas, pero destaca un conjunto de secundarios que dan mucha consistencia a la película: Walter Mathau, George Kennedy, James Coburn y Ned Glass.

La película es vistosa, resulta entretenida, aunque el final sea muy previsible, pero se queda a mucha distancia de las mejores obras de Hitchcock de las cuales es deudora. Donen no consigue dar una tensión a la relación entre Grant y Hepburn como la que tenía el gran actor inglés con Eva Maria Saint o Grace Kelly. Y la puesta en escena de Hitckcock resulta muy difícil de superar. Hay más cine en la secuencia de Cary Grant en Con la muerte en los talones, yendo a una cita en medio de un solitario cruce de carreteras desierto para ser asesinado, que en toda Charada.

Así que, de manera inevitable, y tal vez injusta, comparo esta película con  Con la muerte en los talones y se queda muy por debajo. En cualquier caso, hay que comprender que Donen experimentara, después de comprobar que el cine musical había muerto, otro tipo de películas y se le debe agradecer el esfuerzo que da lugar a una película agradable de ver.

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