Stanley Donen dejó los
musicales para hacer una película cercana a las propuestas de Hitchcock, una
persona común que se ve inmersa en un hecho delictivo dando lugar a una
situación de intriga explicada en clave de comedia.
Charada (1963) es una historia
que se inicia en los Alpes. Allí, Reggie Lampard (Audrey Hepburn) va a pedirle
el divorcio a su marido, pero éste ha sido arrojado antes de un tren según se
ve al final de los títulos de crédito. De vuelta a París, es informada por un
miembro de la embajada americana (Walter Mathau) que su marido ha sido
asesinado y que, junto a otros cómplices, había robado 250.000 dólares.
Empiezan a aparecer diferentes hombres que quieren quedarse ese dinero pensando
que lo tiene Reggie, entre ellos un hombre que ella conoció en la estación de
esquí, Peter Joshua (Cary Grant). A partir de aquí se suceden diversos equívocos, con
los hombres que persiguen el dinero no fiándose unos de otros y cayendo
asesinados, todo ello mientras Grant y Hepburn se enamoran y llega un desenlace
final bastante previsible.
Si Hitchcock tenía en Cary
Grant a uno de sus actores favoritos para este tipo de papeles, Donen también
cuenta con él en esta película. Pero, por lo que se refiere a la protagonista
femenina, Donen cambia las rubias hitchcokianas por la elegante Audrey Hepburn.
La película se apoya en el magnetismo de estas dos estrellas, pero destaca un
conjunto de secundarios que dan mucha consistencia a la película: Walter
Mathau, George Kennedy, James Coburn y Ned Glass.
La película es vistosa, resulta
entretenida, aunque el final sea muy previsible, pero se queda a mucha
distancia de las mejores obras de Hitchcock de las cuales es deudora. Donen no
consigue dar una tensión a la relación entre Grant y Hepburn como la que tenía
el gran actor inglés con Eva Maria Saint o Grace Kelly. Y la puesta en escena
de Hitckcock resulta muy difícil de superar. Hay más cine en la secuencia de
Cary Grant en Con la muerte en los talones, yendo a una cita en medio de
un solitario cruce de carreteras desierto para ser asesinado, que en toda Charada.
Así que, de manera inevitable,
y tal vez injusta, comparo esta película con
Con la muerte en los talones y se queda muy por debajo. En
cualquier caso, hay que comprender que Donen experimentara, después de
comprobar que el cine musical había muerto, otro tipo de películas y se le debe
agradecer el esfuerzo que da lugar a una película agradable de ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.