Walter Hill es un director que
tiene algunas películas de acción que funcionan bastante bien como Límite 48
horas o The Warriors. Tras calculo que unas cuatro décadas desde que
la vi en VHS, veo El luchador (1975), su opera prima como director
después de una carrera como guionista en la que sobresale haber escrito el guion
de La huida de Sam Peckinpah.
Chaney (Charles Bronson) es un
hombre que parece vagabundear en la época de la Gran Depresión, baja de un tren
de mercancías y ve una pelea ilegal en que se hacen apuestas. Tras la pelea se
dirige a Speed (James Coburn), un hombre que se dedica con pocos escrúpulos a
representar a luchadores en esas peleas, llevarse una comisión y apostar. Al principio,
Speed no parece muy interesado en aquel desconocido, pero deciden asociarse.
La sociedad Chaney-Speed, junto
con un médico llamado Poe e interpretado por Strother Martin, funcionará bien
en el aspecto lucrativo al ser Chaney un buen luchador, aunque se verá obstaculizada
por apostadores que luego no quieren pagar, así como las deudas que acucian a
Speed. Mientras tanto, Chaney establecerá una ambigua relación con Lucy, una
mujer que tiene a su marido en la cárcel y es una víctima de la Gran Depresión,
papel interpretado por Jill Ireland, en aquel momento la mujer de Bronson en la
vida real.
Los promotores mafiosos y más
poderosos acosan de tal manera a Speed, en el fondo un estafador de baja estofa,
que quieren un combate con uno de sus luchadores contra Chaney, en aquel
momento alejado de Speed. La resolución vendrá cuando, por amistad, Chaney
acuda a un último combate, libere a Speed del acoso que sufre y vuelva a su
vida errante.
Bien trabajada la ambientación
recreando los escenarios de la Gran Depresión, la película adolece de fuerza en
un guion que profundiza poco en los personajes. Ese defecto se nota
especialmente en la relación entre Chaney-Lucy, ambigua y mal explicada, y que
parece provocó un distanciamiento entre Hill y Bronson por las críticas que el
primero hizo de la interpretación de Jill Ireland.
Todo resulta demasiado sencillo
y esquemático, muchos aspectos de la historia aparecen simplemente esbozados y,
aunque la película se sigue de manera entretenida, no resulta ningún peliculón
ni mucho menos. Así, el tema de la amistad, recurrente en Hill en otras películas
suyas como Límite 48 horas o Forajidos de leyenda, y que realmente
es el factor de la resolución de la historia aparece desarrollado de manera muy
simple.
Buena interpretación de Bronson en un
personaje ideal para él, rudo e inexpresivo, y muy buena en el caso de Coburn,
dando un toque canalla, divertido y simpático a su papel.
Una película agradable de ver, pero insuficiente.
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