Veo El viejo roble, estrenada el lunes pasado, y que
parece supone la despedida del octogenario Ken Loach como cineasta.
La película ha recibido división de opiniones en la crítica y
algunos la han calificado como panfletaria y sensiblera. A mi me parece que es
una despedida digna, coherente con la trayectoria de Loach y con un final que
tal vez sea lo más flojo de la película porque va de más a menos; pero está
bien que este cineasta combativo se despida con un poco de optimismo y
esperanza.
La película centra su desarrollo en mostrar el racismo de una
parte de la población de una localidad del norte de Inglaterra hacia un grupo
de inmigrantes sirios que han sido acogidos allí con apoyo de los servicios
sociales. Estos racistas son los restos de una clase obrera depauperada, que se
quejan al principio de la película que los inmuebles en que viven valen mucho
menos de lo que les costaron y son adquiridos por fondos de inversión con sede
en Chipre. Sin mucho que hacer, beben pintas en los que consideran su pub y se
sienten molestos con la llegada de los sirios.
El pub es regentado por Ballentine, un bonachón que lleva una
vida amarga, divorciado, sin hablar con su único hijo y que se intentó suicidar
dos años antes. Desde el principio muestra una buena predisposición hacia los
sirios y traba una relación de amistad con Yara, una joven que al dominar el
inglés se adapta mejor que el resto de su familia.
Junto con una empleada de servicios sociales, pondrán en
marcha un comedor social en una parte del pub que, ante la baja clientela, ya
estaba en desuso y abandonada, y en la que en las paredes cuelgan fotografías
de épocas pasadas, cuando en el pueblo había actividad minera y luego empezaron
las huelgas como reacción a unos problemas que acabaron por desmantelar las explotaciones.
La intolerancia del grupo más recalcitrante en sus planteamientos xenófobos
provocará un sabotaje y que esa parte del local no se puede utilizar más como
comedor social y centro de reunión.
Es una película muy emotiva y, por tanto, susceptible de
adoptar rechazo o adhesión en cada espectador. A mi me ha parecido honesta en
su reivindicación de la solidaridad y su denuncia respecto al auge de la
ultraderecha xenófoba en Europa, que ayer se apuntó un nuevo tanto siendo la lista
más votada en Países Bajos.
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