El sexto fugitivo es un western producido para la Universal por Aaron
Rosenberg en 1956 con guion de Borden Chase. Pero, al contrario que en otras
películas de la época, la dirección no la asumió Anthony Mann sino John
Sturges. Y la película, ni está entre las mejores de Sturges, ni entre las
mejores con guion de Chase.
En un lugar en el que los indios perpetraron una matanza con
cinco víctimas, coinciden Jim Slater (Richard Widmark), un hombre que busca a
su padre, y Karyl (Donna Red), que busca a su marido. En realidad, en ese grupo había una sexta
persona que traicionó a los demás y escapó con 60.000 dólares en oro. El motor
de la película lo mueve sobre todo el ánimo de venganza de Slater contra el
presunto asesino de su padre, muy parecido al que tenía James Stewart en Winchester
73, aunque también se va consolidando una relación entre Slater y Karyl que
se sienten atraídos, si bien aparece que tienen intereses opuestos ante la
confusa situación y el hecho que haya dinero por en medio. Las pesquisas en
torno a saber quién se llevó el oro llevarán a la aparición de un nuevo
personaje, vil y traidor, interpretado por John McIntire y que resultará ser el
padre de Slater, con el que no tuvo contacto desde que éste último era un niño
y, por lo tanto, no lo reconoce en primera instancia. Todo ello dará pie a un
duelo final entre un padre malvado y un hijo buena persona.
Siendo un muy buen actor Widmark, con una interpretación de
Stewart y la dirección de Mann probablemente hubiera sido una película mucho
mejor. Tal vez el problema hubiera sido la edad de Stewart pues ya difícilmente
podía dar el tipo de hijo de McIntire, pero hubiera expresado mucho mejor el
inicial ánimo de venganza con el que empieza la acción, su determinación cuando
ya sepa la verdad y su enfrentamiento final con su padre (en la versión
española, y con la absurda censura de los años 50, transformaron al padre en
padrastro para limar lo áspero del enfrentamiento final). Stewart y Mann hubieran
dado una dimensión más cercana a una tragedia griega en el enfrentamiento paterno-filial,
como hacen por ejemplo en el enfrentamiento con ecos bíblicos cainitas entre
Stewart y MacNally en Winchester 73.
Por otro lado, la película tiene un buen inicio aunque luego
se encalla un poco mientras se sigue la pista del sexto hombre. También hubiera
dado más de sí el papel de una buena actriz como Donna Red pero Sturges no está
muy acertado en la dirección de actores en esta película. Esta Donna Red de El
sexto fugitivo se queda muy por debajo de la Shelley Winters de Winchester
73.
En la última parte, la aparición de MacIntire, en un papel de
malvado que borda como lo hiciera en Tierras lejanas, eleva el nivel de
la película que, a pesar de que pudo dar más de sí, se queda en un buen
western.
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