La mosca es un clásico de
ciencia ficción de los años 50 cuya
revisión no molesta y es agradable de ver.
Dirigida por Kurt Neumann, la
película empieza con un hombre que, aparentemente, ha sido asesinado por su
mujer en una prensa hidráulica. La viuda muestra una actitud de aparente
enajenación mental y su cuñado, interpretado por Vincent Price, se desvive por
protegerla. Cuando, tras unos días de reclusión domiciliaria, la policía va a
detenerla será el momento en que, en un largo flashback, explique que su marido
era un científico que logró la proeza científica de conseguir la
teletransportación de objetos o seres vivos. Como en uno de los ensayos, en los
que se teletransportaba él mismo, se mezcló una mosca el resultado es que se
fusionaron los átomos de hombre e insecto y, a medida que avanza el tiempo, se
va convirtiendo más en mosca que en ser humano. Al no poder recuperar la mosca
con la que se ha mezclado, y entendiendo irreversible la situación, pedirá a su
mujer que le facilité el suicidio utilizando la prensa y, una vez aplastado, no
quedará rastro de su forma de mosca. Acabado el flashback, Price se esforzará
en encontrar la mosca que tenga características humanas como prueba que su
cuñada no está loca. Logrará encontrar la mosca, junto a un policía
interpretado por Herbert Marshall, en una tela de araña y ambos pensarán como
dar verosimilitud a la idea de un suicidio para encubrir una historia tan
fantástica.
La historia de la película está bien
construida y dirigida por eficacia por Neumann ya que, aunque prácticamente no
hay efectos especiales, crea una tensión e intriga sobre el experimento
científico y prepara el terreno para la aparición del científico convertido ya
en mosca ante el horror de su mujer. Además de Price, actor de solvencia más
que contrastada, también hacen unas buenas interpretaciones David Hedison y
Patricia Owens.
La película plantea cuáles han de
ser los límites de la ciencia, algo que empezaba a preocupar en los años 50,
después de las explosiones atómicas, y que sigue siendo objeto de debate hoy en
día. Lógicamente, adopta una postura conservadora y la película viene a decir
que es mejor no jugar con fuego.
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