Voy a ver con Jordi (reincidente como espectador de la obra) Historia d' un
senglar (o alguna cosa de Ricard), con texto de un autor uruguayo, Gabriel
Calderón, e interpretada por un único actor, Joan Carreras.
Un actor está ante su gran oportunidad,
interpretar el papel principal de Ricardo III, la obra de Shakespeare. Y
nos enseñará como prepara la obra, nos explica el argumento en cada acto, nos habla
de Ricardo, recitará los monólogos de los personajes femeninos de la obra; pero
también nos mostrará su lado oscuro como actor, su resentimiento y sus
diatribas contra el director, compañeros de reparto, el mundo de las subvenciones
teatrales e incluso el propio público. Un acto hostil hacia el teatro desde el
propio teatro a cargo de un actor. Y actor y Ricardo van confluyendo a lo largo
de la obra hasta ser indistinguibles. Carreras acepta el trabajo de actor y deja
que, como si fuera un espejo, Ricardo se refleje en él. Como espectadores, nos
ponemos delante del espejo que Carreras nos brinda en el escenario y también
podemos preguntarnos cuánto de Ricardo hay en nosotros.
Carreras está inmenso,
interpretando diferentes papeles, adoptando varios registros, moviéndose por el
reducido escenario con energía y llenándolo él solo con su presencia.
Acabada la obra, Carreras recibe
la merecida ovación de un público mayoritariamente puesto en pie.
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