Tardaron cuatro años en realizar
una secuela de French connection y el encargado de dirigirla fue John
Frankenheimer, un tipo con algunos filmes muy interesantes como El mensajero
del miedo o Siete días de mayo.
Si, en la primera película, la
acción se iniciaba en Marsella pero se desarrollaba todo el resto del filme en
New York; aquí la acción transcurre exclusivamente en la ciudad francesa. Popeye,
policía rudo, demasiado honesto y por tanto poco inteligente, llega a Marsella
y, sin que en principio él lo sepa, es usado como cebo por la policía francesa para
atrapar al narcotraficante Alain Charnier, al cual le tiene ganas desde que se
escapara en el desenlace del original. Popeye se muestra torpe, fastidia con su
intervención la presencia de un confidente de la policía que es asesinado y se
deshace de los hombres que le siguen de la policía francesa puestos para
protegerle. Entonces es secuestrado por los hombres de Charnier, que le someten
a un proceso intensivo de drogadicción inyectándole heroína. Aunque lo más sensato, una vez averiguan que
Popeye no sabe gran cosa de su organización, hubiera sido matarlo como debieron
hacer los indios con los caballos de la diligencia, y con el pretexto que la
policía lo busca y perjudica sus operaciones; los delincuentes liberan a
Popeye. Una vez liberado, la policía francesa lo somete a un proceso forzado y
rápido de desintoxicación. Cuando Popeye ya está recuperado, y después de tener
algunos encontronazos con el mando policial Barthelemy, logran penetrar en la
estructura que Charnier tiene montada en
unas calles cercanas al puerto marsellés. Charnier intenta huir, llega al
puerto y sale en una embarcación pero Popeye, que le persigue por los diques,
consigue finalmente tenerlo a tiro y ajusticiarlo.
No es una secuela que aporte gran
cosa a lo ya visto en el original, una película de acción muy conseguida y que
fue un gran éxito de taquilla, pero tampoco molesta. Empieza de manera bastante
ágil cuando Popeye llega a Francia y se mantiene así hasta que es liberado
después de haber estado secuestrado y sometido a las inyecciones de heroína. A
partir de ese momento, la película se vuelve un poco más pesada, tanto cuando
es sometido a la desintoxicación hasta la larga persecución que da lugar a
desarticular la organización.
Hackman y Rey se mantienen en sus
papeles actuando con la misma solvencia que en la película anterior pero,
ciertamente, la película es una secuela en la que los personajes tampoco puede
aportar más de lo que ya hicieron anteriormente.
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