La opera prima de Bernado
Bertolucci se tituló La commare secca y fue rodada en 1962 cuando el
director era muy joven, teniendo en ese momento 22 años.
Es una película pasoliniana. La
historia es de Pasolini y el guion fue escrito por Bertolucci junto a otro
hombre cercano al director boloñés como era Sergio Citti. Y la historia retrata
un mundo que despertaba el interés de Pasolini desde que asesoró a Fellini en Las
noches de Cabiria o acabó dirigiendo a principios de los sesenta Accatone
y Mamma Roma: el mundo de la marginalidad en el que encontramos chulos,
macarras, putas, traficantes de droga, ladronzuelos y demás ralea, normalmente en el extrarradio de
alguna gran ciudad como Roma o Milán.
La commare secca se abre
con la aparición en un parque del cadáver de una prostituta. Un poco en la línea de Rashomon la policía
interroga a diversos sospechosos que estaban por el parque en ese momento y
explican sus historias y coartadas. A través de varios flashbacks, interrumpidos
por una cortina de agua producida por una lluvia fuerte que cae según se ve a
través de una ventana en un plano que se repite con cada testigo, desfilan un ladrón,
un chulo, un soldado y una gamberra pareja de adolescentes. Veremos sus
miserias, su marginalidad e incluso una tragedia cuando uno de los adolescentes
se ahoga en el Tíber perseguido por un homosexual al que han intentado robar.
Un último flashback resolverá el misterio de quien ha asesinado a la
prostituta.
Buen debut de Bertolucci. Con
menos pretensiones que en La estrategia de la araña, utiliza los
flashbacks de manera más clásica y a mí me gusta más así, contando las cosas de
manera más sencilla. Y filma de manera brillante muchas escenas como la inicial
en la que se descubre el cadáver después de un travelling sobre la
hierba.
La investigación policial se
sigue solo a través de una voz en off que va preguntando a los sospechosos. Aunque
se resuelve al final quien mató a la chica, lo importante es más la crítica
social que la investigación criminal. Con una forma de filmar cercana al
neorrealismo de finales de los 40, esta película, junto a otras de Pasolini en
estos primeros años de la década de los 60, denuncian que en la Italia que ha empezado a prosperar sigue
habiendo mucha gente próxima a la exclusión social. Así, en la mayor parte de
la película los escenarios son barrios marginales situados en el extrarradio de
Roma y, únicamente en el flashback
del soldado, aparece un monumento muy reconocible como es el Coliseo.
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