miércoles, 6 de septiembre de 2023

EL TORMENTO Y EL EXTASIS

 

Dirigida por Carol Reed en 1965, El tormento y el éxtasis es una de esas películas de corte histórico que abundaron en la década de los años 60, con grandes repartos y directores de prestigio. Aquí tenemos a Charlton Heston como Miguel Ángel y a Rex Harrison como el papa Julio II.

Basada en una novela de Irving Stone, la película se centra en todo el proceso que llevó a que Miguel Ángel pintara los techos de la Capilla Sixtina, desde su rechazo inicial a asumir el proyecto pues él se consideraba escultor  hasta su finalización en un proyecto que se materializó después de múltiples problemas y desencuentros entre el artista y el Papa guerrero.

Cuando la vi de niño, me sorprendió que el Papa fuera un guerrero y que, vestido con armadura militar, se dedicara a asediar ciudades encabezando él mismo las tropas de artillería e infantería.

A mi me gusta y convence la interpretación de Heston. Enfrentado a un actor de la enorme dimensión de Rex Harrison, no le pierde la cara al duelo. Recuerdo más memorables los duelos O’Toole-Burton en Becket, o Harris-Guinness en Cromwell, pero aquí Heston hace una buena interpretación alejado de los registros que solía hacer como hombre de acción.

Lo mejor que tiene la película es que, teniendo una duración de más de dos horas, se pasa rápido, no aburre y ése es el mejor elogio que se puede hacer de cualquier filme. Mantiene siempre el interés en ver ese duelo entre el artista y el mecenas que empieza con una imposición del Papa a Miguel Ángel que se da cuenta que no ha empezado con buen pie la obra. Desaparece voluntariamente de Roma, y trabajando en las canteras de Carrara, encuentra la inspiración viendo la forma que tiene un paisaje nuboso de cómo puede plasmar en los techos de la capilla la obra. Retorna al Vaticano  y Julio II da luz verde de nuevo al proyecto aunque le va presionando constantemente respecto al tiempo de ejecución de la obra, si bien también le defiende de la curia romana que juzga sus pinturas obscenas al mostrar cuerpos desnudos. El Papa sabe presionar a Miguel Ángel para que saque lo mejor de sí como artista y amaga de manera malintencionada con darle el encargo final de la obra a Rafael Sanzio (interpretado por Tomas Milian, un habitual de spaguettis western) tan solo para espolear a Miguel Ángel que defiende la autoría de su obra y su independencia como artista  contra viento y marea.    

Con una banda sonora de Alex North, y una elegante y brillante dirección de Reed, es un buen clásico del cine histórico.


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