El especialista Delmer Daves
dirigió en 1958 el western Arizona, prisión federal, inexacta traducción
del original titulo en inglés The badlanders.
Pero la película sí empieza en
una prisión, en concreto la de Yuma. Allí cumple condena un ingeniero de minas
interpretado por Alan Ladd por un robo que no cometió, y un granjero
interpretado por Ernest Borgnine por un homicidio que sí cometió. De todos
modos, Borgnine no interpreta a un personaje malvado como nos tenía acostumbrados
en la década de los 50 sino un hombre que quiere vivir en paz y dentro de la ley.
Una vez excarcelados, coincidirán
en una población cercana a explotaciones mineras. Ladd, que ha trabajado en
todas las minas de la zona, planeará una venganza contra la familia de quien lo
acusó para que fuera encarcelado consistente en hacer una extracción de oro en
una zona que solo él conoce. Pactará con el malvado de turno entregarle en poco
tiempo una cantidad de oro importante a cambio de una sustanciosa cantidad en
metálico. Para sacar al oro de la mina se asociará con Borgnine, que es originario
del lugar aunque ha estado ausente diez años por estar en presidio, y con un mexicano experto en dinamita.
Se dice que esta película es un
remake de La jungla de asfalto. Me parece un poco exagerado porque sí es
verdad que hay una idea del film de Houston pero también de otras películas de
cine negro. Una vez Ladd y Borgnine extraen el oro y van al rancho donde han de
entregar la mercancía a cambio de dinero, el malvado de turno, aquí Kent Smith,
dirá que no tiene el dinero. Eso mismo les pasaba a Sam Jaffe y Sterling Hayden
en La jungla de asfalto pero también a Humphrey Bogart en El último
refugio.
Hay una subtrama que vale la pena
destacar porque introduce a una actriz importante de la época, Katy Jurado, en
un papel similar al que había interpretado otras veces. Jurado es una
prostituta mexicana que es acosada por unos tipos y Borgnine interviene para
salvarla. Inician una relación y Borgnine mantiene el compromiso con ella pese
a conocer su ocupación laboral. En unas escenas más propias de melodrama que de
western, Borgnine demuestra lo buen actor que era, no solo en papeles de
villano cruel sino con otro registro más propio de actor dramático y que de hecho
le dio un Óscar por Marty tres o cuatro años antes.
Este western es sólido y te lo
pasas muy bien viéndolo. Solo creo que queda lastrado por el final. Ladd y Borgnine
mantienen el oro en su poder y son acosados por los villanos que los acorralan
en la población. Esta situación apurada se soluciona cuando Jurado espolea a la
población mexicana que ayuda a los héroes de la película y permite el final
feliz. Resulta forzado que los protagonistas necesiten auxilio y se lo proporcionen
los mexicanos del pueblo, por mucho que los lidere Jurado.
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