Siguiendo con el
cine de terror italiano veo Demons de
Lamberto Bava, aunque con presencia importante de Dario Argento que la
coescribió con Bava y además la produjo.
El planteamiento
está muy bien siendo un caso de metacine (en ese sentido Bigas Luna hizo algo
parecido con Angustia unos años más
tarde aunque no era cine gore). Vemos una chica en una estación de metro solitaria
en una escena típica de suspense y, preparados para el susto inicial, un tipo
extraño con media máscara de metal en la cara le da una invitación para ir al
cine. Convence a una amiga para ir a ese cine y junto a otros espectadores
empieza a ver una película típica de terror italiana de la época. En esa
película que ven los espectadores los protagonistas llegan a la tumba de
Nostradamus y uno se pone una máscara, sufre un rasguño en la cara y a partir
de ahí se convierte en un demonio. En paralelo a lo que sucede en la pantalla,
una espectadora tiene un rasguño en la cara y, cuando va al lavabo, se
convierte en un demonio que, cuando su amiga va a buscarla extrañada por la
tardanza, la ataca produciéndose ya una cadena de ataques en que cada vez hay más
demonios y menos espectadores.
Los
supervivientes destrozan la máquina de proyección parando la película a la que
atribuyen todos los males y se enfrentan a los demonios. El extraño cine se
convierte en una ratonera de la que no pueden escapar al estar las salidas
tapiadas y van cayendo los espectadores que, cuando se convierten en demonios,
regurgitan un asqueroso líquido viscoso de color azul y con los ojos encendidos
en rojo y el rostro desfigurado por llagas se dedican a hacer toda serie de atrocidades
entregado Bava a mostrar un gore visualmente impactante.
Utilizar el cine
como espacio claustrofóbico es una buena idea que mantiene la tensión del
espectador viendo impotentes a los protagonistas que no pueden huir y alguno lo
intenta por los conductos del aire acondicionado lo que me ha recordado a
Alien, cuando el monstruo de desplazaba por la nave utilizando conductos
parecidos. Se añade la idea que cuatro jóvenes que están en el exterior, con
pinta punk y consumiendo cocaína, lleguen a un callejón del cine y, huyendo de
la policía, accedan sin problemas al cine dado que una puerta se abre
misteriosamente mientras los policías perseguidores quedan fuera ante la puerta
que ya no se abre. Una vez dentro, los jóvenes se incorporarán a la nómina de
gente poseída.
La parte final ,
con la huida de los protagonistas por el techo del cine, y la visión
apocalíptica que las posesiones demoníacas se han extendido por la ciudad es más
previsible y tópica, incluido el efecto final que se da en medio de los títulos
de crédito.
Deudora, entre
otras, de películas de Lucio Fulci y Posesión infernal, la película de Bava
sí aporta elementos de frescura en su planteamiento y ejecución, convirtiéndose
en una película estimulante dentro del género .
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.