Cuatro moscas sobre terciopelo
gris es un film del maestro del giallo, Dario Argento, y creo que la película
tiene un inicio prometedor. Un músico de
rock se da cuenta de que alguien le sigue, cosa que hace que él le persiga
hasta un teatro donde, más o menos accidentalmente, el extraño cae muerto tras
forcejear ambos con una navaja. En ese momento el músico se percata que, desde
un anfiteatro, un personaje con una máscara le hace fotografías, las cuales le
llegarán al día siguiente y empezará una trama de amenazas y muertes cerca del
protagonista.
Tras el prometedor inicio, la película
es más bien aburrida con algunas escenas bien planificadas de los asesinatos
pero con un guion deslavazado y un reparto de pésimos actores, desde el protagonista
Michael Brandon hasta la aparición como secundario de Bud Spencer y pasando por
todos los demás.
La película despierta interés en
la parte final, no tanto por desvelar quien es en verdad el asesino sino por la
originalidad de la puesta en escena que conduce a ese descubrimiento. Partiendo
de la supongo descabellada idea de que en el momento de morir queda en la
retina como un scaner de la última visión, y dando sentido al título de la
película, resultara que lo último que ha visto una de las víctimas son unas
moscas y eso permitirá al protagonista, en un rápido flash sobre un objeto que
lleva el asesino, descubrir quién está detrás de los crímenes.
A pesar de la buena mano para el
suspense de Argento en muchas escenas, el guion es endeble y me parece que se
mantenía mucho más la tensión sin caer en el aburrimiento en películas como Tenebre
o Inferno.
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