Carta de amor de un asesino , dirigida por Francisco Regueiro en 1972, es ciertamente una película muy
extraña, inclasificable en una mezcla de thriller con elementos de cine
fantástico.
La película se abre con una violencia extrema
cuando, en un bar normal y corriente, un personaje interpretado por José Luis
López Vázquez y que en la trama se llama Antonio Gómez asesina con un arma de
fuego a cuatro personas.
Se da a la fuga y es buscado por las
autoridades según recortes de prensa que aparecen posteriormente. Serena
Vergano interpreta a Blanca, la directora de una biblioteca provincial, que
recibe un día una carta del asesino. Antonio confiesa en la carta que es un
socio de la biblioteca, que ha acudido muchas horas y se ha fijado en ella, que
el amor que siente por ella es lo único que le mueve en la vida y la justifica
a pesar que ve que Blanca ni siquiera ha reparado en su existencia. Blanca
conversa con Ramón, un empleado de la biblioteca interpretado por José Calvo, y
éste le confirma que Antonio es socio de la biblioteca, que tiene cierto trato
con él y que se trata de un hombre culto que incluso ha escrito un libro de
poesía, habiendo leído Ramón algunos de sus poemas.
A partir de aquí la película va adquiriendo
un cariz más fantástico. Mientras Blanca prosigue leyendo cartas en que Antonio
le sigue escribiendo que el amor que le profesa es lo único que justifica su
vida, también experimenta un rechazo hacia él pero comienza a verlo en
apariciones, reales o fantásticas, así como imaginar dentro de su casa cuerpos
de reses despellejados o jugar con un pececito en la bañera que después
descuartiza. Blanca entabla conocimiento con el hijo de Antonio que
disculpa las acciones de su padre y le dice que está junto al río escondido pero, al
día siguiente, ella va a ese lugar y resulta que Antonio está muerto,
aparentemente se ha suicidado. Posteriormente, Blanca está en un bar y Antonio, en otra aparición espectral, se sitúa frente a ella y supuestamente le acaricia la mano. A la salida del bar
está Ramón, personaje de gran ambigüedad en la trama, y juntos se van a su casa y pasan la noche juntos. A la mañana
siguiente ella coge un cuchillo y se lo clava por la espalda mientras Ramón se
está afeitando. Llegamos al final de la película y Blanca está en la cama, en
la habitación de al lado vuelve a ver a Antonio, acaba de leer en su carta que
solamente una vez al año los muertos viven un día, ella lo guía a su cama en la
que Antonio se tumba, ella le da un beso y acaba la película.
Sujeta a múltiples posibles interpretaciones,
Cartas de amor de un asesino es una película críptica y enigmática
constituyendo un film muy personal de Regueiro. Podemos especular con que
la frustración amorosa lleva a Antonio a la irracionalidad cometiendo unos
asesinatos que no tienen sentido. Así mismo, que el hecho de recibir cartas de
amor de alguien que ha podido perpetrar un crimen tan bestia perturba a Blanca
, también frustrada desde el punto de vista sentimental al mantener una
relación adúltera con el marido de una amiga, al punto de hacerle perder sus
facultades mentales.
Podríamos también hablar de un proceso de
vampirización del personaje de Bergano por parte de López Vázquez utilitzando la violencia para exorcizar al demonio de las frustraciones u otra idea que da
la película es la asociación entre sexo y muerte.
En cualquier caso, todas estas conjeturas se
dan en un film con muy buena puesta en escena: esas apariciones espectrales
de López Vázquez como una detrás de un cristal con formas irregulares,
ese pececillo nadando plácidamente al principio de la película y luego
descuartizado, ese matadero en que se convierte la casa de Blanca en medio de
sus alucinaciones … todo ello da un clima de intranquilidad y angustia que da fuerza y vigor a la película.
Carta de amor de un asesino es una película muy atípica y muy interesante.
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