Tenía un buen recuerdo de Vampiros de John Carpenter que vi en el momento de su estreno
y una reciente visión me lo confirma. Es una película muy entretenida
y que no deja un segundo para el aburrimiento, en todas las secuencias pasa
algo importante para la acción.
Los vampiros de Carpenter son más duros de pelar que los de
la Universal o la Hammer. Ni retroceden ante los ajos ni se turban ante la
Cruz, y de hecho el líder de los vampiros perpetra alguno de sus crímenes en
una iglesia; pero sí tienen un punto débil consistente en que no pueden
soportar la luz solar y quedan chamuscados en cuanto reciben los rayos solares.
Si las películas de vampiros suelen ser en espacios cerrados,
especialmente castillos lóbregos, y con pocas secuencias en exteriores, como
mucho algún bosque frondoso y sombrío; aquí Carpenter opta por los espacios
abiertos y el sol cegador del paisaje semidesértico de Nuevo Mexico, dando a la
película un aire de western inusual en el cine de vampiros.
Es destacable la interpretación de James Woods como jefe de
cuerpo de exterminadores de vampiros que financia la jerarquía eclesiástica.
Woods se muestra como hombre de acción contundente y expeditivo pero también
hace gala del típico sentido del humor de los héroes de las películas de
Carpenter. Habiendo perdido a sus padres siendo niño al ser vampirizados, descubrirá que un vampiro
llamado Jan Valek es su archienemigo y
cuenta con un topo dentro de la Iglesia que es un cardenal interpretado por
Maximilian Schell. Valek no logró culminar varios siglos atrás un rito exorcista mediante el cual conseguiría
el máximo poder para un vampiro, ser invulnerable a la radiación solar. Pero la
presencia de una cruz medieval que, por azares del destino, ha ido a parar al
continente americano le da la oportunidad de culminar el rito siglos después y
Woods lo impedirá con la ayuda de un
sacerdote, en principio poco apto para la acción, y de su lugarteniente,
interpretado por Daniel Baldwin.
Woods y Baldwin se sirven para localizar a Valek de una
prostituta a la que éste ha mordido y que, próxima a convertirse en vampira, ya
establece conexión telepática con él. A
su vez, la chica muerde a Baldwin y eso le condena a vampirizarse pero,
mientras no se ha convertido, ayuda a Woods en su lucha final contra Valek que,
tras no poder culminar el rito que se ha de dar poco antes que amanezca, es
alcanzado y finalmente fulminado por los primeros rayos solares del día.
En un final de reconocido homenaje a la amistad entendida
como se hacía en el cine de Hawks tan admirado por Carpenter, Woods dejara
marchar a Baldwin y la chica sabiendo que en poco tiempo se habrán convertido
en vampiros y su deber será exterminarlos.
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