martes, 2 de mayo de 2023

 LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES



En el programa de Garci dan el pasado viernes La noche de los muertos vivientes de George Romero  y, después de no haberla visto desde hace varias décadas, decido verla junto al coloquio posterior. 

La verdad es que me lo paso bien viéndola y el tiempo no la ha perjudicado. Por supuesto, es imposible ponerse en la piel del espectador de 1968 que veía aquello como algo totalmente nuevo y difícilmente dejaba indiferente la película. Supongo que o causaba interés o un profundo rechazo. En cualquier caso, que fue un bombazo en taquilla es un hecho contrastado pues dicen en el coloquio que costó 116.000 dólares y obtuvo más de treinta millones de recaudación. 

La película sigue funcionando bien porque, aunque está rodada con muy pocos medios que de tan escasos estarían por debajo incluso de una serie B,  está muy bien planificada, con giros que descolocan en principio pero aportan interés creciente al film. Parece que hay una pareja protagonista pero, tras el ataque del primer zombi, el chico desaparece y reaparecerá brevemente al final zombificado. La chica llega buscando refugio  a una casa en estado de schock y allí aparece un hombre de color que es el auténtico protagonista (todo un atrevimiento en 1968 salvo que el protagonista hubiera sido Sidney Poitier) y la chica queda en un plano secundario. Durante varias escenas, mientras soportan un ataque de los zombis que cada vez son más numerosos, parece que en la casa no hay nadie más pero resulta que en el sótano hay refugiadas cinco personas más cuya presencia da más alicientes al desarrollo de la película. Mientras se desarrolla la trama entre los personajes de la casa, que tienen a la televisión como medio de información para averiguar que está pasando, el acoso pausado pero constante del ejército zombi ameniza y entretiene al espectador. 

Decididamente, esta película es fundacional en el subgénero de terror zombi, y dio luego tanto a secuelas del propio Romero, las italianas de Lucio Fulci, la apreciable No profanarás el sueño de los muertos de Jorge Grau y muchas más. No es que antes no hubieran aparecido zombis en el cine y, en este sentido, eché a faltar en el coloquio alguna alusión a El carnaval de las almas, notable película de principios de los 60. Pero la película de Romero, con esos zombis violentos, devorando carne humana y relamiéndose con las vísceras iniciaba un camino absolutamente nuevo. Como dijo Garci, esta película sería el Ciudadano Kane del subgénero zombi. 

Toda la película está muy lograda, pero el final en el sótano está especialmente conseguido por lo inquietante que resulta ver a una  niña de corta edad, que ha sido mordida por un zombi y, zombificada un rato después, ataca a su propia madre con una espátula en una escena gore y también se relame comiendo la carne del brazo de su padre. 

Y, al final de todo, y al margen de la intencionalidad política que pudo tener Romero de hacer que el destacamento de las fuerzas policiales y guardia nacional  disparen a la cabeza del protagonista y lo maten confundiéndole con un zombi; la verdad es que también da miedo ese grupo armado, compuesto de gente "normal", que se dedican a disparar despreocupándose de si lo han hecho sobre un   zombi o a una persona normal. Así, todos los actos heroicos del protagonista que ha soportado los brutales ataques son fulminados por un disparo de las fuerzas del orden que actúan de manera ciega igualitos que los zombis.  

No recuerdo bien las secuelas que rodó Romero aunque alguna he visto. Dijeron en el coloquio que en una los zombis aprenden a pensar y en otra (que salía Dennis Hooper y vi en cine hace unos veinte años) plantean una revolución. A falta de revisar las secuelas si hubiera ocasión, esta primera película de Romero mantiene un indudable interés. 


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