Aprovecho los extras del DVD de William S. Hart para ver, después de unos veinticinco años, Asalto y robo de un tren. Por supuesto, su valor es el equivalente a un arqueólogo que esté excavando una ciudad antigua. No sólo es importante para el género western sino para el cine pues es de las primeras veces que se proyectaba y se contaba una historia con coherencia narrativa, apenas un año después de De la Tierra a la Luna de Mélies.
La película dura unos once minutos, en ocho o nueve planos, algunos fijos y otros con ligerísimos movimientos de cámara pero hechos para seguir la acción. La historia se reduce a lo esencial; ataque en la garita del ferroviario, subida al tren, desenganche de la locomotora para huir, persecución a caballo y tiroteo final. Y el último famoso plano medio de un hombre disparando al espectador.
La emoción de ver este film es saber que es el origen de todo lo que vino después. Así que demos las gracias a Edwin S. Porter por su aportación al cine.
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