THE WORST IS YET TO COME ??
Huérfano de los posts de Turiel, que no tiene activo su blog desde finales de diciembre de 2022, leo este libro muy corto editado hace cinco meses, en noviembre de 2022.
Turiel incide en lo que ha estado explicando en su blog, entrevistas e incluso comparecencias ante comisiones parlamentarias. A pesar de sus prolijas explicaciones, todo se puede resumir en una lógica implacable: no es posible el crecimiento infinito en un planeta con recursos finitos. Por eso, él utiliza una palabra que debe doler a mucha gente y que es decrecimiento .En algún momento, el nivel de vida puede descender, y además de manera significativa y duradera. Puede que eso lo veamos como una tragedia en el mundo desarrollado, pero no creo que más de la mitad de la población mundial se inquiete por un decrecimiento dado el nivel de vida que tienen.
Se ha acusado a Turiel de apocalíptico y catastrofista. También se le ha acusado de errar en sus predicciones. La verdad es que Turiel, como escribe en este libro y ha dicho muchas veces, no nos está hablando de un futuro a lo Mad Max, sino que está alertándonos que habrá grandes cambios en nuestra manera de vivir por causa de la transición energética. Tampoco creo que se le pueda acusar de errar en las predicciones ya que lo que él marca son tendencias y es muy difícil establecer cuándo se producirá un hecho concreto. En todo caso, que habrá un pico máximo en la producción mundial de cobre es un hecho seguro. Si Turiel lo estima, según las fuentes que él consulta, en 2030, puede ser que sea en 2027 o 2033, pero sin duda llegara.
La cuestión es cómo combinar la transición energética dejando el uso de combustibles fósiles que han alcanzado o están a punto de alcanzar, como otras materias primas, su pico máximo de producción con la necesidad de asimilar esto en unas sociedades tensionadas por una mayor desigualdad, con unas democracias cada vez más débiles. y en un sistema económico capitalista que, empujado por su propia razón de ser, no puede dejar de buscar el crecimiento económico y la rentabilidad de los capitales invertidos.
Turiel es relativamente optimista. Nos explica que hay alternativas. Explica que hay que ser más eficiente, que el 30% de los alimentos producidos en el mundo van a la basura sin que nadie los haya tocado nunca, que un 25% del petróleo que se consume en países industrializados de destina a coches particulares, que el consumo de ropa en España llega a 30 kilos por persona y año lo cual es una exageración o que los aparatos electrónicos llevan programada una obsolescencia tecnológica.
Tomar conciencia de esto, y en definitiva corregir estas ineficiencias, es disparar un torpedo a la línea de flotación del sistema capitalista. Por eso, sólo con un poder político fuerte en unas democracias robustas se podrán tomar las medidas necesarias para decrecer de la mejor manera posible.
De momento, solo podemos estar expectantes ante estos cambios que, sin duda, vendrán en pocos años. Y ser más o menos optimista o pesimista según el carácter que tenga cada uno.
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