0-4
Dado que la última vez que el Real Madrid había ganado por una diferencia tan grande como la de ayer en el Camp Nou fue en 1963, no había presenciado una victoria de esta magnitud para el equipo blanco que tuvo casi un punto de humillación, abortada por el árbitro que regateó varios minutos de descuento y por un cierto conformismo de los jugadores del Madrid y de su entrenador, pensando ya en batallas más atractivas a partir del miércoles que los minutos de la basura de una eliminatoria copera.
Me parece absurdo discutir si la mano de Alaba pudo ser o no penalty, o si Vinicius exagera en su caída tras el contacto con la bota de Kessie. El Madrid fue claramente superior en el cómputo de los dos partidos y se demostró que este Barça no da la talla en partidos grandes, no la ha dado en la doble campaña europea ni, salvo el partido de la final de la Supercopa, ante el Madrid. No hemos visto el estil de Xavi, ni en el partido de ida ni en el de vuelta. De hecho, no lo hemos visto en toda la temporada. Declarado alumno de Cruyff y Guardiola y guardián de sus esencias, Xavi va a ganar esta Liga al más puro estilo Venables, asegurando la fortaleza defensiva y sin especial interés por el control del juego, por no descender a compararlo con el cholismo de Simeone.
Es verdad que el Barça tenía bajas, como las tuvo el Madrid el día de la final de la Supercopa, pero eso no puede constituir una excusa en esta eliminatoria copera. Ayer habían aproximadamente 120 millones de euros invertidos en la punta de ataque repartidos casi equitativamente entre dos jugadores, Rafinha y Lewandovski, más otros 40 en Koundé, un central que no dio ayer sensación de seguridad. La huida hacia adelante de Laporta, a través de activar palancas para poder traer a estos tres jugadores, no parece que haya sido acertada. Sobre todo en el caso de Lewandovski que incrementará su ficha en las dos próximas temporadas cuando, por ley de vida, su rendimiento será presumiblemente descendiente.
Si dilapidar 800 millones en Coutinho, Dembelé y Griezman, tres tipos con un rendimiento bajísimo, ha llevado en parte a los problemas económicos que tiene el club; los fichajes de esta temporada tras activar palancas, más la adquisición en el mercado de invierno de 2022 de Ferran Torres, pueden acabar pesando como una losa en la composición de la plantilla para la temporada que viene.
La posible sanción de la UEFA, el caso Negreira, el préstamo con Goldman Sachs que parece firmaron ayer al 6% de interés, el traslado a Montjuich la temporada que viene, las dudas sobre la constructora turca que ha de hacer las obras del Camp Nou.... La sensación que tengo es que, con todos estos frentes abiertos y con un presidente que hace de la improvisación su seña de identidad en lo que se refiere a la gestión del club, lo de menos puede ser el 0-4 de ayer.
Ojalá pasen otros 60 años más hasta que se vuelva a dar un resultado tan contundente como el de ayer, porque seguro que no lo veré.
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