EL EMPERADOR DEL NORTE
Resulta agradable recuperar una película con dos actores tan extraordinarios y que me han hecho disfrutar tanto en muchas películas como Lee Marvin y Ernest Borgnine. Y El emperador del norte debe ser de las primeras películas que vi de ellos porque recuerdo un pase en Sábado Cine hace más de 40 años. Es una película de tipos duros rodada por otro tipo duro de Hollywood, Robert Aldrich, que muestra una violencia descarnada en muchas de sus películas, por ejemplo en aquel gran western titulado La venganza de Ulzana (mejor el título en inglés, Ulzana's raid).
Ambientada en la Gran Depresión, Marvin es el emperador del Norte, un homeless que se dedica a viajar por el país de gorra subiendo en los trenes de mercancías y Borgnine es Shack, el jefe del ferrocarril que controla con gran celo que no viaje nadie gratis en su tren. Hay un tercer personaje importante interpretado por Keith Carradine, un joven descerebrado que intenta imitar constantemente a Marvin.
Shack representa a la América represiva y brutal. Ante los problemas derivados de la miseria que produjo la Gran Depresion, ni un átomo de humanidad aparece en su carácter y ya vemos en las primeras escenas como, de manera hiperviolenta y sádica, arroja una maza a un homeless que cae sobre la vía y le pasa el tren por encima. Como en muchos otros papeles de villano que hizo Borgnine, imposible olvidar esa risa enloquecida mientras demuestra su determinación a usar la violencia y disfrutar con ello.
Marvin encarna a un tipo que vive de manera libre, al margen del sistema pero no parece incómodo con su situación miserable y sí orgulloso con su status de ser el más exitoso de los polizones de trenes, lo que le confiere un prestigio ante los de su condición. Es un individualista pero también sociable y solidario con los otros vagabundos para los que es una especie de héroe. Acostumbrado a rebuscar entre los desechos, sí efectuara una crítica a la Gran Depresión con esta reflexión: Hubo un tiempo en este país en que los vertederos eran un sitio agradable para estar. Hoy, la basura se ha convertido en una porquería.
Mientras la gente del ferrocarril, los que se mueven en el entorno de Borgnine y al fin y al cabo tienen un empleo, no parecen tener escrúpulos y apuestan dinero a si se producirá y tendrá éxito el desafío que plantea el emperador diciendo que viajará gratis en el tren; los vagabundos que se relacionan con Marvin muestran una mayor nobleza, compartiendo lo poco que rapiñan aquí y allá, y mostrando su cohesión ahuyentando a un ridículo policía que ha llegado al campamento de vagabundos persiguiendo a Carradine
Respecto a Carradine, es un joven fantasioso y arribista que quiere progresar de manera rápida, recurriendo a mentiras y trampas, para llegar a tener el prestigio del que goza el emperador. En un momento de la película, Marvin creerá que puede establecer una relación maestro-discípulo con él, pero en esto fracasara. Ser emperador comporta mantener una dignidad y una actitud moral para la que Carradine no ha sido elegido.
La película se resuelve en un combate muy violento en el que Marvin y Borgnine usan gruesos tablones de madera, cadenas e incluso un hacha. Después de un largo combate, y tras recibir un hachazo y manar la sangre en plan gore, el personaje de Borgnine es expulsado por el emperador del tren y queda malherido junto a la vía mientras el tren avanza.
Habiendo fracasado como instructor de Carradine, al emperador le queda una última cosa a hacer: arrojar del tren al joven atolondrado que cae cómicamente sobre las aguas de un río. Y se queda, libre y solitario, reinando en el tren.
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