jueves, 6 de noviembre de 2025

UN MALDITO EMBROLLO

 

Tercera película que veo en poco tiempo de Pietro GermiUn maldito embrollo (1959) y me convence que estamos ante un gran director, menos conocido que otros realizadores transalpinos. Este filme es muy interesante y, además de ver actuar a Germi como protagonista, tiene el atractivo de ver a la guapísima y entonces muy joven Claudia Cardinale,  además de otros secundarios importantes del cine italiano como Franco Fabrizi y Nino Castelnuovo. 

En un edificio cercano a Piazza Navona, en pocos días se produce un robo de joyas en un piso mientras que, unos días después, en otro piso es asesinada su propietaria. Un jefe de policía interpretado por Germi asume la investigación del caso y la película bascula en un tono policíaco con algunos toques de comedia popular Del robo ha sido acusado un electricista (Castelnuovo) que es el novio de la criada (Cardinale) de la señora que es asesinada más tarde.  Del robo Castelnuovo es descartado porque, interrogado por Germi, y tras pedirle confidencialidad, tiene la coartada de que en el momento del robo estaba haciendo de gigolo con una turista americana.  Respecto a la asesinada, aparentemente no hay móvil y tienen coartada tanto el marido que estaba de viaje, como quien encontró el cadáver, un primo de la difunta (Fabrizi). 

Germi va haciendo sus pesquisas siguiendo aquello que se espera de un filme policíaco, con buen pulso narrativo. Pero el verdadero valor del filme, que creo es lo que interesa a Germi, es hacer una radiografía de la sociedad italiana de aquella época de finales de la década de los cincuenta. Se ve como son de verdad unos personajes que, bajo su apariencia, encierran miserias, dudas, insatisfacciones... una burguesía venida a menos y unas clases populares que sobreviven como puedental como se ve al filmar Germi, en un estilo todavía neorrealista, mercados y tugurios romanos. 

En un momento dado, se ve en la habitación de un personaje, cuando están investigando Germi y sus subalternos, un retrato del Duce y algunos recuerdos de la era fascista. Los policías no hacen ningún comentario, pero no nos pasa inadvertido el poso que dejó el fascismo a través de ese silencio de Germi y sus hombres, como si hubieran visto el retrato de un rey del siglo XVI. 

Una buena película de Germi que exige estar atento a los detalles, ahí está lo que el director genovés nos quiere en realidad mostrar.  

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