Uno de los guiones más famosos de la historia del cine es Il viaggio de Mastorna que, en realidad, nunca se filmó. Leo una edición con el guion escrito por Fellini con la ayuda de Dino Buzzati y Brunello Rondi que, además, contiene una carta del director riminense a Dino de Laurentiis y, por último, un artículo de Ermanno Cavazzoni.
Es un proyecto que Fellini acarició durante años y nunca llegó a concretarse pese a que se llegaron a construir decorados para el filme (uno de una catedral gótica parecida a la que hay en Colonia) y había otros aspectos de la producción bastante avanzados. Sonaron muchos nombres, pero parece que quien más cerca estuvo de interpretar a Mastorna fue Paolo Villaggio.
Tal como titula Cavazzoni su artículo al final de la edición, el guion nos introduce en un purgatorio. Mastorna, de profesión violonchelista, tiene un accidente aéreo y, tras un aterrizaje de emergencia, va a parar a un extraño lugar que parece una ciudad europea nórdica. Llevan a los pasajeros a un hotel, Mastorna intenta contactar telefónicamente con su familia, no podrá hacerlo y empezará a entender que ha muerto y está en una especie de purgatorio esperando destino. Ese extraño lugar en el que se desarrolla el guion es caótico y lo que sucede, cosa que extraña y rebela a Mastorna, es que no hay inmortalidad del alma sino del cuerpo que ha experimentado una metamorfosis. En cualquier caso, es un lugar en el que Mastorna puede revivir sensaciones, estar junto a un antiguo y querido maestro, así como ver su vida en familia con sus padres cuando era niño.
En la extensa carta a De Laurentiis, Fellini le da muchos detalles del esquema del filme en su parte inicial, así como diferentes posibilidades para seguir la trama sin que el propio Fellini tuviera claro qué elegir. Tal como está acabado el guion que he leído, a mí me recuerda a La ciudad de las mujeres, pero si allí se reflexionaba sobre las relaciones del protagonista con el género femenino, aquí se trata de hacerlo sobre la experiencia vital de modo más general.
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