LA PIANISTA

 

Michel Haneke es uno de los directores que mejor ha mostrado el lado oscuro y la falta de emotividad de muchas personas que viven en nuestra sociedad, gente glacial, indiferente hacia los demás y peligrosa para otros y para sí mismos. Así se describe a Erika, la profesora de piano protagonista del filme, una mujer extremadamente dura en las clases que da a los jóvenes que aprenden música, para los que no tiene ninguna empatía y los trata de manera mecánica, como un robot. Fuera de su trabajo, Erika es una mujer desequilibrada, hija de un hombre que acabó en un manicomio y con una madre enfermizamente protectora que incluso duerme con ella, cosa que la lleva al voyerismo, automutilaciones y consumo de porno duro para poder alcanzar placer sexual.  

Cuando conoce a un alumno que la corteja, llamado Walter, se produce un punto de inflexión en la película porque esa mujer gélida y dura se ablanda al sentirse atraída por el joven, que la corresponde pues Erika es una mujer todavía muy atractiva siendo una cuarentona. Pero no puede mantener una relación normal y le propone a Walter juegos sadomasoquistas que, en principio, él rechaza, rompen y, cuando le Walter acepta entrar en ese juego, se desata una violenta escena en el piso de Erika, con su protectora madre encerrada en una habitación y una ruptura definitiva entre profesora y alumno.  

La interpretación de Isabelle Huppert es magnífica, está espléndida, mostrándose fría, antipática, obsesiva, pero también extremadamente vulnerable. Otra actriz francesa, Annie Girardot, que tuvo una buena trayectoria profesional siendo recordada especialmente por Rocco y sus hermanos, interpreta a la desequilibrada madre en un papel que, inicialmente, estaba destinado a Jeanne Moreau. 

Haneke tiene mano maestra para adentrarnos en este tipo de personajes, totalmente desequilibrados y desnortados, que encierran un potencial peligro y es inquietante ese final con Erika que ha cogido de la cocina un cuchillo de grandes dimensiones, lo ha ocultado en el bolso, se ha autolesionado en la previa de un concierto, saliendo luego misteriosamente del teatro con rumbo desconocido.