sábado, 4 de octubre de 2025

EL MAESTRO Y MARGARITA

 

Vemos El maestro y Margarita en el Lliure. De vuelta a casa, leo las críticas de los principales diarios cuando se estrenó hace unas dos semanas y, en general, son bastante tibias, destacan aspectos positivos, pero dicen que la obra va de más a menos y es dispersa. 

A mí me parece que los aspectos positivos prevalecen sobre los negativos y lo más importante es que se me pasaron rápidas las dos horas y media de espectáculo.  Aunque ya se han hecho muchas adaptaciones teatrales de la novela de Bulgakov, es un texto complejo, bastante largo y lleno de simbolismos. Por tanto, es difícil de adaptar y el trabajo de escenografía de Rigola, en la adaptación de una novela que nos lleva por varios escenarios, incluyendo la Jerusalén de hace dos milenios, es muy notable. Resuelve bien acciones como el accidente de tranvía del inicio de la obra, los bruscos cambios de escenario cuando un personaje es desplazado repentinamente a Yalta o el vuelo de Margarita en su viaje de iniciación hacia la brujería sobrevolando Moscú. La adaptación hila bien todo lo que es sustancial de la novela y da una idea bastante precisa del espíritu del texto que escribió Bulgakov. 

Es verdad que el inicio es más potente, pero eso también pasa en la novela. Es muy brillante la conversación entre el burócrata de una institución cultural llamado Berlioz, un joven poeta llamado Iván y el diablo Volland que, tras una interesante charla sobre el ateísmo y la inexistencia de Dios, predice que en pocos minutos Berlioz perderá la cabeza en un accidente de tranvía provocado por el descuido de una mujer.  Toda esa parte, más la aparición de la corte diabólica de Volland, la toma del apartamento de Berlioz y la presentación de su espectáculo en un teatro de variedades de Moscú tiene un ritmo frenético.  Como en la novela, la segunda parte tiene un tono menos alocado, más intimista cuando aparecen el maestro y Margarita en una, en principio, imposible historia de amor que, finalmente, será expresamente permitida por Volland tras haber mostrado a la mujer, junto con su corte diabólica, un lado oscuro de la existencia convirtiéndola en bruja. Esta parte es más reposada y también da término aquí el escenario jerosimilitano en que, siguiendo la novela que escribía el maestro y destruyó mientras estaba internado en un hospital psiquiàtrico, tiene lugar un diálogo entre Poncio Pilatos y Jesús de Nazaret.

En lo que vi que había unanimidad era en valorar el trabajo de Francesc Garrido como Volland. Realmente, está espléndido y es verdad que los papeles que ofrecen más posibilidades de lucimiento son el suyo y el de su corte, destacando aquí también a Xavier Sáez como Koroviev. 

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