Un rey para cuatro reinas
(1956) era una película ideal para Clark Gable. Cual gallo en un gallinero, la
trama tiene lugar cuando Gable llega a un pequeño rancho en el que viven una
señora ya mayor y sus cuatro nueras. Hace tiempo hubo un atraco y murieron
todos los hermanos menos uno. No se sabe cuál de ellos es, quedando el
tesoro fruto del robo oculto y todas esperan a que quién aparezca sea su marido
y quedarse con el dinero. Gable llega allí sabiendo esa historia y enredará con
unas y otras buscando su propio beneficio aunque, porque el guion lo exige y
además es la más guapa, finalmente sellará una relación con Eleanor Parker.
Dirigida por el ya muy veterano
Raoul Walsh, es un western atípico porque tiene más de película de intriga con
toques de comedia que no elementos propios del western. El papel de Gable está
hecho a medida, Eleanor Parker está deslumbrante, Jo van Fleet hace un gran
trabajo como la abnegada suegra, el resto del reparto no está mal y Walsh filma
con solvencia.
Entretenida.
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